Por Redacción 351:

Reflexión sobre una problemática social que nos atañe a todos. Desde Redacción 351 invitamos a todos a replantearnos la cuestión de género.

Las mataron porque las creyeron de su propiedad. Para sus asesinos, ellas no tenían derecho a decidir. A decir no. Ellos, los asesinos, vivieron y viven en una sociedad que sigue fomentando ideas arcaicas, formas de convivir que determinan el lugar de la mujer. Una sociedad que afirma respetar la igualdad, pero sin embargo…
“Yo entiendo que cada una puede vestirse como quiera, pero…” “El tipo fue un hijo de p***, pero la mina…” “No tenían por qué matarla, pero…” Es ese “pero” el que revela, el que desenmascara, el que sigue vivo a la sombra de lo injustificable.
Cada vez que alguien emite alguna de esas frases, demuestra cuán perdidos estamos. Expresa que no hemos aprendido. Que por nuestros días, cualquier violación es posible, esperable, inevitable.
Cuando los medios estudian el comportamiento de la víctima, y no del victimario, cuando explican cómo una mujer tiene que actuar para evitar ser asesinada, legitiman el “pero”. Nos están diciendo “ellas tienen derecho a vivir, pero tienen que comportarse de tal o cual manera para evitar morir”.
Cuesta pensar en la vigencia de lo que connotan esas cuatro letritas. Como nunca resulta necesario afirmar que no hay peros que valgan. Que los culpables son los asesinos. Personas que sintiéndose frustradas ante una negativa, descargaron todo el odio sobre sus víctimas. Mujeres violadas y asesinadas y niños muertos son el saldo de la violencia de género.
Esto pasa en una comunidad que todavía justifica la agresión a través de relatos que legitiman relaciones de posesión. Los discursos que vemos en la tele y en la calle presuponen la idea de que las mujeres son locas, exageradas. A la vez, plantean que los varones son seres de instintos peligrosos. El mandato de “cuidarse” reafirma el peligro.
Ningún botón antipánico será tan efectivo como desterrar conceptos que aún llevamos dentro. Ningún castigo será suficiente, si la raíz de estos crímenes sigue firme. Mientras, nos seguirán diciendo en la cara “somos una sociedad que aboga la igualdad, pero…no tanto”

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