En la edición del miércoles 25 de marzo de Enredando las Mañanas conversamos con Medardo Ávila Vázquez, integrante de Médicos de Pueblos Fumigados, acerca del significado de la resolución de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), que depende de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que categoriza al herbicida glifosato como una sustancia que puede causar cáncer en humanos.
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El pasado 20 de marzo, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) difundió un informe en el que categorizó al herbicida glifosato como una sustancia del grupo 2A, es decir, probable causante de cáncer en humanos. Simultáneamente, incluyó en este grupo otros dos insecticidas, malathion y diazinon.

En su informe, la IARC señala que el glifosato tiene el mayor volumen de producción de todos los herbicidas, y que su uso en la agricultura ha aumentado severamente a partir del desarrollo de los cultivos genéticamente modificados para resistir a esta sustancia. Asimismo, en un párrafo que podría haber sido redactado por alguna de las organizaciones socioambientales que desde hace años vienen denunciando su uso, explica que la población general está expuesta ante todo por vivir cerca de las áreas rociadas, por su uso domiciliario y la alimentación.

En la edición de este miércoles 25 de marzo de Enredando las Mañanas conversamos con Medardo Ávila Vázquez, integrante de Médicos de Pueblos Fumigados, acerca del significado de esta resolución y sus implicancias para los movimientos socioambientales y las políticas públicas.

Al respecto, Ávila Vázquez sostuvo que el informe generó un gran alivio: “en todos estos años hemos venido diciendo que el glifosato producía cáncer y enfermaba a las poblaciones rurales, y haciendo investigación y difundiendo información científica independiente, pero siempre teníamos en contra el dictamen sobre el cáncer de la OMS que decía que no encontraban vínculos entre el cáncer y el glifosato. Con la resolución que tomó este Comité el día viernes pasado de publicarlo en la segunda categoría de pesticidad en cuanto al cáncer, viene a confirmar lo que veníamos diciendo junto a un grupo de científicos de todo el mundo, confirmando que el glifosato produce cáncer”.
“Más allá de que esta resolución llega tarde -continuó el médico-, porque hace diez años que venimos con este problema, ahora hay que hacer que esta información se traslade a las leyes, a las ordenanzas de Argentina para que no se siga fumigando a la gente con estos productos”.

¿Qué implica que haya sido categorizado como 2A?

Ávila detalla que “el IARC es la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer y funciona en Lyon, en Francia. Es una organización que tiene más de 20 años y se dedica a establecer cuáles son las sustancias o las exposiciones que producen cáncer.

En relación a las categorías, el médico explicó: “en la categoría 1 es donde hay información concluyente de que producen cáncer. Allí está la radiación nuclear y otras sustancias como el asbesto, digamos, o el cigarrillo. Con la segunda categoría, la 2A -que desde ahora incluye al glifosato-, se clasifica a las sustancias sobre las que hay pruebas, por eso se dice que es probable porque la probabilidad está en función de que hay pruebas concretas de que las poblaciones expuestas al glifosato tienen más número de cáncer. Y la tercera (2B) es la que establece que hay posibilidades, porque aunque la información todavía es escasa, la disponible indica que habría un vínculo entre estas sustancias y el cáncer, entonces se dice que es posible. La última categoría, la 4, es que no hay vínculo con el cáncer”.

El PCB (bifenilo ploriclorado) es otro de los químicos clasificados en el grupo 2A, y el integrante de Médicos de Pueblos Fumigados recordó que, en su momento, “se usaba en los refrigerantes de los transformadores de energía eléctrica que hace diez años lo hemos sacado de todo el país, porque el IARC lo clasificó igual que ahora clasificó al glifosato”.

“Cuando el IARC fija estas cosas -afirmó-, a nivel mundial se toman medidas para disminuir la exposición. Ahora ya no hay forma”. De hecho, el propio informe de la IARC finaliza estableciendo que la responsabilidad acerca de las regulaciones, legislación e intervenciones sanitarias descansa sobre los gobiernos y otros organismos internacionales. Una de las incógnitas que se abren a partir de la difusión del documento en Argentina se relaciona con la lucha que viene sosteniéndose desde hace un año y medio contra la instalación de una planta clasificadora de semillas de la trasnacional Monsanto, productora del herbicida y respaldada por los gobiernos de los tres niveles (municipal, provincial y nacional). Al respecto, Avila planteó: “una de las discusiones que teníamos con Monsanto era que nos decía que el IARC, que la OMS, no clasificaba al glifosato como cancerígeno. Pero ahora Monsanto lo que está haciendo es atacar a la OMS y al IARC. Realmente ahí se ve cómo los intereses económicos tratan de ponerse por encima de la información científica”.

El papel de lxs científicxs argentinxs

La denuncia acerca del terrible efecto de esta sustancia ya tiene su historia en Argentina y, aunque su origen estuvo en organizaciones como el Grupo de Madres de Barrio Ituzaingó Anexo o los colectivos Paren de Fumigar, ha sido acompañada por científicxs e investigadorxs locales que dedicaron su vida a investigar sobre las consecuencias de su uso, como el embriólogo Andrés Carrasco y el grupo GEMA de la Universidad Nacional de Río IV. Medardo Ávila planteó que la información generada especialmente por el grupo de Río IV jugó un importante papel en la decisión de la IARC, y explicó que ésta “se basó en estudios epidemiológicos y en estudios de laboratorio”: “los de Carrasco eran estudios vinculados a malformaciones congénitas más que cáncer. Pero el trabajo del grupo de Río IV, que demostró que el glifosato produce daños en las células y que ese daño induce cáncer fue replicado en Italia y Suiza y la IARC tomó los trabajos de los italianos, sobre la base de los argentinos. O sea que nuestro trabajo científico está aportando a esta información”.

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