El Viernes 11 de agosto se inauguró en el Museo Superior de Bellas Artes Evita, ex Palacio Ferreyra, la muestra fotográfica de Pablo Piovano, “El costo humano de los agrotóxicos”. La misma estará expuesta hasta el 17 de Septiembre.

Desde el Enredando las mañanas conversamos con Pablo Piovano, quien luego de tres años de registro y más 15.000 km recorridos por distintas provincias del país, llegó al Museo Evita para presentar su muestra fotográfica: “El costo humano de los agrotóxicos”. En palabras de Pablo, éste “es un trabajo que intenta narrar el genocidio silencioso, por goteo, que esta desarrollándose hace más de 20 años en todo el territorio nacional, por lo menos en el sembrado con transgénicos y fumigado con más de 370  millones de litros de agroquímicos. Es un trabajo en el cual he hecho varios viajes: he recorrido el litoral, he recorrido el norte, la zona centro del país, y me he encontrando con una cantidad de afectadxs que causaba mucho asombro y dolor”.

Antes de comenzar su recorrido por las rutas argentinas para registrar con su cámara los cuerpos y los pueblos afectados  por las exposiciones masivas con agrotóxicos y la agricultura transgénica, relata que hubo un trabajo previo de investigación con científicos y médicos que lo llevaron  hacia su primera visita a la casa de Fabián Tomasi, en Basavilbaso, provincia de Entre Ríos. Este comienzo, según nos cuenta el fotógrafo, fue clave para continuar con su trabajo: de alguna manera Fabián “pudo, en su cuerpo que es un grito urgente, su palabra y su conciencia, mostrarme un poco el camino que había que seguir”.

 Al continuar su viaje por el litoral en la provincia de Chaco y Misiones, Piovano fue encontrándose con una realidad abrumadora a la que tuvo que volver varias veces, para dar forma al proyecto. A medida que avanzaba  con sus registros de los cuerpos testigos de las más de noventa enfermedades causadas por la exposición a agroquímicos  y el cultivo de transgénicos, Pablo cuenta que volvió “a hacer el mismo viaje. Cuando volví a Buenos Aires me encontré con todas esas fotos, con ese material que me quemaba las manos, que no podía publicar,  que necesitaba también de palabras. Entonces volví a hacer el mismo viaje, casi sin tomar fotos, pero con un periodista, para que entreviste y tome nota de todo lo que había visto, de alguna manera, en ese viaje. Luego los viajes se repitieron para profundizar el trabajo, para darle cuerpo y para que sea sólido, así que es el resultado de tres años de trabajo y el intento de colaborar a levantar la conciencia sobre esta situación tan grave”.

vudasContinuando con la entrevista, al indagar sobre si entiende  a la fotografía como un acto político, Piovano responde: “sí, claro que sí”. El fotoperiodista entiende que su muestra no es sólo una obra, sino una denuncia: “Yo creo que es una casualidad que las fotografías estén en un museo, un museo de Bellas Artes. Pero también es muy importante para a mí que en el corazón sojero puedan estar expuestas estas fotografías, que algunos pueden llamar obra, pero para mí es un testimonio, un documento y sobre todo, una denuncia. Por supuesto que tiene una carga política, porque atrás de aquí no hay fotos, sino una causa. Yo soy foto-periodista, documentalista, pero una vez que uno ve y entiende lo que sucede, no puede correrse a un lado y debe tener la humanidad de tomar una postura, de atravesar una serie de emociones y de resolverse como hombre”.

Respecto de las expectativas con la presentación de su obra en la ciudad de Córdoba, el entrevistado espera que ésta  funcione en un sentido similar al que han funcionado esfuerzos  independientes de diversas disciplinas. Nos cuenta también que “justo aquí en frente, en el [Museo] Caraffa, ayer se inauguro una escultura de Fabián Tomasi. Me asombra y me alegra que los museos porten la energía de la denuncia“.MUESTRA

La muestras estará expuesta en el museo por un mes y diez días, para todxs aquellxs que quieran visitarla. “Ojalá que quien la vea no salga igual y pueda difundir, como decía Rodolfo Walsh“, cerraba Pablo.

 

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