Este lunes 27 de noviembre tuvo lugar la primera audiencia del juicio por jurados populares en el que Dahyana Gorosito y su ex pareja, Luis Oroná, son juzgadxs por la muerte de su hija recién nacida Selene. El primer día de audiencia se vio atravesado por el testimonio en primera persona de Dahyana, que repasó una por una las violencias a las que se vio sometidas durante su vida, su embarazo y su parto. Oroná, en tanto, se abstuvo de declarar, y de los cinco testigos citados, sólo se presentó el policía Fernando Andres Ruggiero.

Por cobertura colaborativa #AbsoluciónParaDahyana

La sala estaba presidida por lxs integrantes del tribunal -Ana María Lucero Offredi, Gabriela Bella y Gustavo Reinaldi-,  y once jurados populares de lxs doce citados (8 titulares y 3 suplentes). Sobre los costados, enfrentadxs, el fiscal Mariano Antuña y lxs abogadxs de la defensa de Dahyana -Mariela Guevara y  Sergio Job- y el abogado defensor de José Luis Oroná, Gastón Schönfeld.

Luego de que la presidenta del tribunal, la Dra. Lucero Offredi, diera por iniciada la audiencia y juramentara al jurado popular, el secretario presentó las partes, leyó los hechos y el auto de la acusación, en el que el juez de control caratulara la causa como homicidio calificado agravado por el vínculo.

“Los tribunales están obligados a  evaluar la prueba conforme a la perspectiva de género”

La primera intervención fue la presentación de la acusación, el fiscal Antuña, quien hizo una serie de aclaraciones importantes en relación al abordaje de la causa. al plantear en primer lugar que debe tenerse en cuenta que la descripción de los hechos leída momentos antes en la sala no es más que “una foto que no muestra toda la película, que es más grande y viene de antes”. A lo que agregó, luego de señalar la gravedad de la causa, que “hay que tener en cuenta una serie de cuestiones, en particular la violencia de género”. El fiscal manifestó que por ley, por la Constitución y por los tratados internacionales, los tribunales están obligados a  evaluar la prueba en el proceso penal conforme a lo que se llama perspectiva de género. En definitiva, parte de reconocer la necesidad de, más allá del hecho reconocido por Dahyana, se debe aclarar su participación en cuanto a lo subjetivo, es decir, “si ella pudo haber hecho algo distinto o no de acuerdo a las circunstancias que vivía”.

Finalizó afirmando que la única pena que cabe ante este delito es la de prisión perpetua, y que es imprescindible hacer justicia por la beba.

 

Sergio Job, por la defensa de Dahyana, describió las situaciones de violencia y maltrato sufridas por la joven a lo largo de toda su vida, inicialmente en el seno de la familia materna y luego, desde los 14 años, en la vivienda de la familia Oroná, donde fue víctima de distintos tipos de violencia -física, psíquica y económica- por parte de José Luis, 10 años mayor que ella, con quien inicia una relación. Para la defensa, hay elementos suficientes para demostrar que el 19 de mayo de 2016 y en los días que le siguieron, Dahyana actuó coaccionada, amenazada y violentada y aclaró que su acusación “no es por haber hecho algo, sino por haber omitido, sabiendo lo que ocurría, omitir deliberadamente y de esa manera consentir pasivamente la muerte de la beba”.

Por eso, concluyó dirigiéndose al jurado popular, lo que cabe decidir es si Dahyana estaba en condiciones, en primer lugar, “de saber que efectivamente Orona, el padre de sus hijos, iba a dejar morir de hipotermia a la niña -cosa que nosotros entendemos imposible- y en segundo lugar, decidir si ella estaba en condiciones, luego de haber dado a luz, de trenzarse en lucha o algo para impedir que se llevara esa niña de la que no tuvo más noticias hasta mucho tiempo después. Eso es lo nodal de la causa”.

Finalmente, se refirió al fallo de elevación a juicio de la causa, donde lxs vocales hicieron hincapié en la centralidad en esta causa de la perspectiva de género.

Por su parte, la estrategia que eligió la defensa de Luis Oroná consiste en plantear que no puede establecerse su presencia en el lugar de los hechos.

En nombre propio: la declaración de Dahyana Gorosito

Luego de establecer los datos personales de Dahyana Gorosito y José Luis Oroná, la presidenta del tribunal preguntó a Dahyana si quería declarar, a lo que ella contestó que sí, aunque no respondería preguntas. Dahyana volvió a repasar todos los hechos sucedidos desde la noche del 18 de mayo cuando empezó su trabajo de parto. Los dolores, las contracciones, la desesperación que hicieron que alrededor de las 7 de la mañana del 19 ante la negativa de su entonces pareja, Oroná, de acercarla al hospital, saliera sola a pie hacia el dispensario. El momento en que Oroná la hace subir al auto, unas cuadras después, diciéndole que la llevaría al hospital, para dirigirse, en realidad, al descampado donde dio a luz a su beba. El miedo. El llanto. Los gritos de Oroná afirmando que no quería a esa beba porque no era de él, que no la iba a tener. La rotura de la bolsa. El parto. Sola. A la intemperie. En el suelo, sobre un trapo. Sin asistencia médica. El nacimiento de Selene. Limpiarle el rostro. Envolverla, abrigarla. Oroná cortando el cordón con la misma tijera con que la amenazaba y llevándose a Selene. El desvanecimiento. El regreso a la vivienda, cerca del mediodía. Los días posteriores, donde la tuvieron -bajo amenaza de no volver a ver a sus hijxs- denunciando en los medios y ante la policía algo que nunca había sucedido: que su hija había nacido en el Hospital de Unquillo, que se la habían mostrado muerta, que ella se había ido voluntariamente del hospital y que no le entregaban el cuerpo. Su internación por un cuadro infeccioso que pudo costarle la vida. Su huída del hospital para ir a ver a su hijo Luisito el día de su cumpleaños y para recuperar a su hija. Por momentos su voz se quiebra. Toma agua, respira y continúa con el relato. La noticia del hallazgo del cuerpo de su hija. Sola. Por la televisión de una compañera de cuarto del hospital. La cárcel. Uno de los aspectos que se destacan de su relato, es que mientras se difundía la versión de la desaparición de la beba, nunca tuvo la posibilidad de declarar sola, libre de las presiones de Luis Oroná y su familia, ante nadie. Ni en el hospital, ni en la seccional policial. En la primera oportunidad que tuvo, en la ambulancia volviendo al hospital, contó todo.

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Es difícil reproducir todo lo que dijo Dahyana. Pero elegimos transcribir las últimas palabras que dirigió al jurado popular y al tribunal: “A lo mejor hoy me doy cuenta, porque antes vivía situaciones de violencia con mis padres. Y con él también. Y no me daba cuenta. Ahora yo tomo mis propias decisiones, ahora yo decido. Nadie me manda ni nadie me tiene a los golpes, ni nadie me discrimina. Ahora es otra cosa. Antes no podía ir al colegio y ahora sí. Ahora soy más independiente que antes. Con todo lo que me pasó, dos hijos perdí, porque tampoco lo tengo al otro. Todo lo que me pasó y ahora me doy cuenta de todas las cosas que tenía que decir, que era manipulada todo el tiempo. Hoy me doy cuenta”

José Luis Orona, ante la pregunta de la presidenta del tribunal, se abstiene de declarar. Se lee su declaración original. Lo único que afirma ante el jurado es “Lo que dice Dahyana es todo mentira”.

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“Lo único que puedo afirmar con certeza es que tuvo familia ahí, el descampado”

Finalmente declaró el único testigo presente de los cinco citados para esa jornada. Los otros  cuatro se encuentran eran el policía Alejandro Sanz Bidart, quien recibiera la denuncia de la desaparición de la beba; el subdirector del Hospital de unquillo Juan Carlos Ávalos; Ricardo Darío Herrera y Norberto Rodríguez, testigos de la defensa de Luis Oroná. Se acordó reprogramar las citaciones.

La última voz que se escuchó durante esta primera jornada fue la del policía Fernando Andres Ruggiero, el integrante del Departamento Homicidios de la policía provincial que tuvo a cargo gran parte de la investigación. Por su tarea, estuvo presente en la mayoría de los procedimientos realizados, primero en la búsqueda de la beba supuestamente desaparecida y una vez hallado el cuerpo, en las indagaciones por su muerte. Estos incluyeron allanamientos al hospital de Unquillo y en reiteradas ocasiones a la vivienda de la familia Oroná, así como una encuesta vecinal.

A pesar de que su discurso estaba cargado de valoraciones y prejuicios hacia la persona de Dahyana y despejando su manifiesta animosidad contra ella -gracias a certeras preguntas aclaratorias de la defensa-, hubo varios puntos que quedaron claros a partir de su testimonio.

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En primer lugar, de la investigación policial surge con claridad que Dahyana efectivamente estuvo en el descampado y que dio a luz allí a su beba. Aunque el policía insistía en que la única persona cuya presencia podía afirmarse fehacientemente en el lugar del parto era Dahyana, no pudo evitar reconocer que la joven había necesitado asistencia de alguien y que no había modo de afirmar con certeza que ella hubiera llegado hasta allí por voluntad propia y no forzada.

Por otro lado, la aplicación de la técnica de luminol (que permite identificar material genético, como sangre) evidenció varias muestras compatibles con sangre en el vehículo Renault 12 que manejaba Oroná en mayo de 2016.

Otro dato relevante es que antes del hallazgo del cuerpo de Selene el 5 de junio -cuando Dahyana estaba internada y Luis ya en Bouwer-, se habían realizado tres allanamientos en el domicilio de la familia con resultados negativos. Para el efectivo policial, es muy poco probable que el cuerpo haya estado allí en esas instancias, “porque el personal busca en forma insistente o meticulosa en todos los recovecos”. Lo que indica que alguien más llevó con posterioridad el cuerpo de Selene.

Finalmente, pero no menor, se hizo referencia a algunas conversaciones transcriptas de las escuchas telefónicas que se mantuvieron durante alrededor de un mes de la línea familiar de lxs Oroná. La transcripción de la llamada en que dos integrantes de la familia hablaban acerca de la posible contratación de un abogado para Luis, Ruggiero sostuvo en su declaración original que afirmaron que “el abogado les cobrara 1000 pesos para defenderlo a Luis, 1000 para defenderlo a Jesús y les proveía de dos testigos para que digan que lo vieron salir, Sergio y la Negra, que dijeron que sí, que no había problema”.

La audiencia terminó con esta declaración alrededor de las 15:30 hs., momento en el que Dahyana y quienes la acompañaban se dirigieron a los gacebos instalados en las puertas de los tribunales donde la esperaban compañerxs de distintas organizaciones. Dahyana salió tranquila, sabiendo que ese día -al fin- su palabra había podido hacerse lugar.

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