Por la madrugada, finalizó la vigilia tras el cierre de la sesión en el Senado con 31 votos a favor, 38 en contra , 2 abstenciones y 1 ausente para el proyecto de Ley de la interrupción voluntaria del embarazo. 

38 responsables de demorar lo que tarde o temprano, sin duda, será ley. 38 responsables de los próximos abortos clandestinos y de sus consecuencias.

Decenas, cientos de miles de compañeras organizadas en todo el país abrazando y haciendo propios los pañuelos verdes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La atención del mundo entero puesta en el debate.

Si algo se vio en los últimos meses y en esta extensa jornada es la fuerza, diversidad y masividad del reclamo por la legalización del aborto. Esa “marea” que desbordó todas las generaciones, todas las fronteras, todas las previsiones. Incluso las del propio feminismo.

Hubo 38 senadorxs que, protegidxs por la policía, votaron contra la libertad y la vida de las mujeres. Impusieron sus creencias fundamentalistas, sus prejuicios, su oscurantismo. De la mano de la represión. Como no puede ser de otra manera cuando el pueblo está en la calle.

Pero el pueblo tiene memoria. Y esta vez vimos sus nombres y sus rostros en gigantes pantallas colgadas en las calles.

Mañana será un día de abrazarnos. De hacer balances. De repasar nuestras estrategias y alianzas, nuestros errores y nuestros aciertos, y seguir aprendiendo de ellos. Pero sobre todo, de encontrarnos y de reconocernos. De volver la vista atrás para constatar la solidez de los avances. De mirar hacia adelante y ver que a ese futuro que soñamos lo estamos construyendo hoy en cada territorio y en las calles.

Lo hemos dicho muchas veces en estos días, hasta el hartazgo: la lucha continuaba más allá de lo que sucediera en el Congreso. Nuestras luchas no caben en sus recintos. Esto sólo hace que siga ardiendo nuestra rebelde, furiosa e impaciente paciencia: de ella, y de nuestro fuego, se alimenta nuestra resistencia.
Y sí. Estén segurxs: tarde o temprano, #SERALEY

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