En el marco de la pandemia vimos multiplicarse la huertas urbanas así como el rol de los comedores comunitarios para garantizar el plato de comida de muchas familias de las barriadas del país.
A su vez, la intervención de Vicentin revitalizó la discusión sobre el rol de la producción primaria de Argentina, hoy en su mayoría orientada a la producción de commodities y no de alimentos para el consumo directo.
En este contexto, el 6 de julio pasado la cancillería argentina difundió la comunicación entre el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Felipe Solá, y el ministro de Comercio de la República Popular China, ZhongShan, donde se anuncia una “asociación estratégica” entre ambos países, referida a la producción de carne porcina y se anuncia una “inversión mixta entre las empresas chinas y las argentinas” para “producir 9 millones de toneladas de carne porcina ”, lo que “le daría a China absoluta seguridad de abastecimiento durante muchos años”. 

Para entender la magnitud de lo que significan 9 millones de toneladas de carne tengamos en cuenta que éstas representarían 14 veces el total de lo producido por el país en todo el 2019. 
Carlos Vicente de Acción por la Biodiversidad y Huerquen comunicación nos explica los motivos del rotundo rechazo por parte de las organizaciones ecologistas, campesinas y por la soberanía alimentaria.

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