Por: @Josecomunicando / Después de todo creo que Macri nos ha dado una pista de cuál debe ser nuestra actitud que debemos tener al reflexionar sobre la angustia. Lo dijo muy clarito de rodillas ante el Rey, al referirse de la moral de quienes firmaron la declaración de la independencia y lo que ella representaba: “Claramente, deberían de tener angustia de tomar la decisión, querido Rey, de separarse de España…”.

Creo que Macri fue honesto, en parte, al decir esas palabras, ya que expresó el sentir de un sector del Directorio del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que se sentían contentos con la liberación del Rey Fernando VII y su retorno a la Corona en 1814. De hecho, la monarquía española envió un claro mensaje de no negociar con los insurrectos en América y aplastar el proceso revolucionario desatado en el Río de la Plata y volver al sistema de virreinatos.

Posiblemente la angustia que hace referencia Macri, sea la de los sectores que no querían declarar la absoluta independencia de España y de sus reyes.

Pero hay un punto donde su discurso manipula grotescamente la historia, ya que la decisión de romper con la Corona es expresión del sector revolucionario que pudo acorralar la postura pro-monarquica española y forzarla a un acuerdo unánime que le diera riendas sueltas a la Campaña Libertadora.

La firma de la declaración de la Independencia, era una necesidad política e instrumental vital para que San Martín pudiera realizar el cruce de los Andes y de esa forma destrabar la pulseada con un sector importante del gobierno en Buenos Aires, que dilataba los intentos de romper con la Corona.

San Martín mando una carta como gobernador de Cuyo, al congresal cuyano Godoy Cruz y vía este a todos los congresales; a quienes apuró sin titubear: “Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia. ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender, cuando estamos a pupilo? (…) Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas”.

Entonces la moral de quienes emprendieron la lucha contra la tiranía monárquica española, no fue la de una gran angustia, sino de un fuerte coraje y voluntad manifiesta de ser libres, de rebelarse ante la corona, romper las ataduras y ser libres. El Ejercito de los Andes, tendría en sus filas al sujeto revolucionario de la época, crillos, indios y negros.

En una Orden General, impartida por San Martín a los “Compañeros del Ejército de los Andes”, tres años después de la declaración de la Independencia el 18 de julio de 1819, les decía: “La guerra se la tenemos que hacer como podamos: si no tenemos dinero; carne y tabaco no nos tiene que faltar. Cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con la bayetilla que nos tejan nuestras mujeres y si no andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios, seamos libres y lo demás no importa. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje”.

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