(cobertura conjunta Mucho Palo Noticias – Zumba la Turba)

Este domingo se cumplen 6 años de la desaparición de Yamila Cuello, la joven de 21 años que salió de la casa que compartía con su abuela en el Barrio Coronel Olmedo de esta ciudad de Córdoba y nunca volvió. Ver galería de fotos.

Como toda su vida, la desaparición de Yamila estuvo atravesada por la misoginia de una sociedad y un estado indiferentes ante la violencia machista, que se expresó de manera inmediata en la inacción de la policía y el manoseo de la justicia, contra los cuales la familia -y especialmente su hermana Soledad- tuvieron que batallar desde el primer día.
El pasado viernes fuimos muchxs quienes salimos a la calle a denunciar al estado, porque no hay explicación posible al hecho de que una joven pueda desaparecer de esa manera y durante seis años no haya un indicio de lo que pudo haber sido de ella. Porque en estos años todxs hemos sido testigxs, de un modo u otro, de cómo la secretaría de trata provincial, en su momento  a cargo de Amelia Chiofalo, ninguneó a Soledad. Porque vimos también cómo la justicia y la policía provinciales manosearon la causa e impidieron con ese accionar cualquier avance. Porque observamos el irregular proceso por el que la justicia federal imputó y casi inmediatamente sobreseyó a su ex pareja, Néstor Simone y la actual falta de respuesta ante las demandas de la familia.
La de ayer fue  una movilización importante, que vuelve a instalar en el contexto del #Niunamenos, la exigencia de justicia para un caso bien concreto que demanda acciones concretas. Una marcha en la que, junto a organizaciones sociales y políticas locales, tuvo una importante presencia también la Coordinadora de familiares de víctimas de gatillo fácil, con la asistencia y palabra de Lorena,  hermana de Ezequiel Barraza; Sergio Nadal, padre de Nicolás; Gabriela, madre de Rodrigo Sánchez.  Una marcha en la que encontramos caminando  a Maru, la hermana de Paola Acosta (ver entrevista), víctima de femicidio. Donde también apareció, de manera recurrente, en pintadas, pancartas y murales, el nombre de Diana Sacayan, la activista travesti asesinada días atrás en CABA.
Una serie de presencias que hicieron más patentes los silencios y las asuencias y que nos obligó a preguntarnos… ¿es Yamila la única mujer desaparecida en Córdoba? Las estadísticas nacionales niegan rotundamente esta hipótesis. ¿Qué pasa que no conocemos sus nombres, sus historias? ¿Dónde están sus familias, dónde las organizaciones, los movimientos, reclamando por la aparición de cada una de ellas, con sus nombres, con sus rostros? Todavía hay mucho por recorrer, por la aparición de Yamila y por todas aquellas de las que ni siquiera ha aparecido el nombre en una pancarta.

Por Jimena

Uno de estos nombres es el de Jimena Natalí Arias, desaparecida desde el 5 de marzo de 2012. El suyo fue el único nombre que acompañó el de Yamila en la exigencia de aparición con vida. Vanina, su hermana, relata “Ella desapareció el 5 de marzo de 2012. Desde entonces la estamos buscando. A los poquitos meses de que ella desapareció, aparecen las zapatillas y el celular, en el 2013. Nosotras ya estábamos con que iba a aparecer, a aparecer, había dos hombres detenidos porque andaban vendiendo las zapatillas y el celular. Y desde el 2012, 2013, 2014, estamos en el 2015 y quedó en la nada. Encima ahora peor, porque no tiene fiscal. La fiscal que estaba, que era De la Rua, pasó a jueza, y ahora desde febrero estamos esperando que designen otro fiscal. Pero nosotras calculábamos que iba a ser pronto, porque ya estaban las personas con el teléfono y las zapatillas, y como que ellos no declaran, no declaran, no los pueden obligar a declarar, y sigue igual, o peor ahora que no tienen fiscal”.

Cuando le preguntamos si la familia ha recibido algún acompañamiento de algún organismo estatal, su respuesta es rotunda: “Ninguno. Somos nosotros, no más. Al principio, la gente del barrio acompañaba en marchas, todo eso, pero al último como que ya… nada, estamos nosotros no más, por eso vinimos para acá, para estar juntos, porque seguimos esperando”.


¿Y dónde… dónde está Yamila?

 Es mucho el dolor acumulado en los ojos y en la voz de Soledad cuando intenta dar respuesta a la demanda de los medios de comunicación que ayer se acercaron para dar cobertura a la movilización. Es que es un dolor que, como la desaparición de Yamila, continúa y se renueva cada día que se inicia y Yamila sigue ausente. Y su familia sin respuestas.

Lo primero que le preguntamos es qué ha sucedido en los últimos años en la búsqueda de Yamila. Y Soledad responde: “Nada”. “No ha cambiado nada en estos años –contesta con firmeza-. Si te tengo que decir qué respuesta he tenido, ninguna. Si no es por medio de la movilización, o por la gente que te apoya para cada actividad, no se logra nada, no se logra nada. Es evidente que esto te deja al descubierto y es un ejemplo de que el estado es cómplice, tanto el poder político como el judicial, el policial. Siempre digo yo, si nosotros fuéramos gente de plata, no nos pasaría esto, no tendríamos que salir a esto. Pero bueno, el ser pobre te deja como relegado a tener que hacer este tipo de movilización que, si bien es por el reclamo tanto de Yamila como de tantos que nos faltan, pero para la familia es espantoso tener que hacer esto.  Yo siempre digo que la gente es la que te da fuerza y sinceramente es como que tener que ver a tu familia, que se parte al medio, es lo peor, porque uno ama tanto a su familia que trata de exponerse todo lo que puede para que no sufran, pero por ahí es necesario para ellos también y no te queda otra”.
Una de las cachetadas que sufrieron en el último año fue el nombramiento de Amelia Chiofalo, quien fuera titular de la secretaría de prevención de trata de personas, al frente de la comisión de violencia de género de la legislatura. Soledad nos dice “Como que nos cayó, nosotros decíamos que es una vergüenza que la pongan presidiendo esta comisión, siendo que no pudo responder por una, que era Yamila, ¿va a responder por todas? Es una vergüenza tanto para la familia de Yamila como para las miles que marchamos bajo la consigna Ni una menos, contra el machismo, el femicidio, la trata de personas. Es una caradura”. Ahora, reflexiona en relación a la actual gestión de la Secretaría a cargo de Patricia Messio, “por lo menos se puede laburar, se coordina. Cuesta, como todo, cuesta muchísimo, pero lo poco que responde, responde. Pero es porque no se quieren comer un escrache, yo creo que es por eso. Con lo poco que te pueden ayudar, lo hacen, para no aguantarse un escrache más”.
Sobre la causa judicial, casi cuesta preguntarle. “Me dicen que la causa no está parada, pero que avances no hay. De ningún tipo. Que la causa está muy… cuando cayó en tribunales federales fue una causa que estuvo mu y manoseada y es como que no respondió la policía de la provincia, no responde tribunales federales, es como que no fuese nadie”.
Yamila lleva hoy 2190 días desaparecida. 2190 días que amanecieron con su ausencia. 2190 días en que la pregunta dónde está Yamila no tuvo la respuesta que debiera. 2190 días en que Soledad recorre, armada de su coraje y de su amor, los recovecos de la justicia, de la policía, de las dependencias oficiales, con distintas compañías, con amigxs, con su familia, con la presencia de los medios o no.
Habrá que seguir caminando. No las dejaremos solas. Ni a Soledad. Ni a Yamila. Ni a una sola de las desaparecidas en democracia.

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