En los últimos días, los medios hegemónicos difundían el conflicto que sostenía Monsanto con los productores por el cobro de regalías de la semilla “Intacta” y el nuevo rol que va a asumir el gobierno nacional como contralor de eso.
Para entender algunas claves de este tema y su relación con las luchas por la salud y el ambiente, entrevistamos en el programa Enredando las Mañanas a Carlos Vicente, integrante de la Red GRAIN - Acción por la Biodiversidad.
Las “raíces” del conflicto
Carlos Vicente: Es bastante difícil hacerlo en poco tiempo porque es un tema muy complejo. Lo primero que uno tiene que pensar es que los derechos de propiedad intelectual sobre las semillas, las leyes de semillas, patentes, etc., tienen todo que ver con el tema salud y medio ambiente porque hay que tener presente que quien controla las semillas, controla lo que comemos. O sea, hoy en día, Monsanto, Syngenta y otras corporaciones se han apropiado de las semillas en el mundo. Son seis corporaciones que controlan más del 70% del mercado de semillas en el mundo. Entonces ellos son los que deciden lo que se va a sembrar y lo que vamos a comer, un inmenso poder sobre nuestra salud y sobre el ambiente, porque lo que imponen, además, son esas semillas transgénicas de las que ustedes siempre hablan. Esto lo tenemos que tener bien en foco.
La cuestión es que la herramienta que ellos utilizan para apropiarse, además del capital -es decir, de comprar empresas, porque han comprado miles de empresas en las últimas décadas-, la otra estrategia que usan es apropiarse a través de los derechos de propiedad intelectual. Esto es decir “las semillas son nuestras”, así como hay patentes de invenciones, hay derechos de autor para quien hace una creación artística, hay registro de marcas, bueno, para las semillas se creó una figura hace unos cincuenta años que se llama derecho de ostentor, y esto hace que las empresas puedan apropiarse de las semillas que durante diez mil años produjeron nuestros campesinos y campesinas del mundo, campesinas sobre todo. Entonces es una locura, porque la creación de las semillas agrícolas, las semillas con las que hoy nos alimentamos fue totalmente campesina, la hicieron los pueblos a lo largo de miles de años y lo hicieron investigando, vinculándose con la naturaleza, creando. Bueno, hace apenas cincuenta años, con la revolución verde, esta de la que siempre criticamos estos aspectos, los agrotóxicos, los transgénicos y los monocultivos, llegaron a apropiarse diciendo “bueno, nosotros creamos semillas mejoradas” y entonces inventaron el derecho de ostentor. Eso es lo que hoy está en disputa entre Monsanto y los sojeros, porque Monsanto dice “nosotros queremos cobrar nuestras regalías por este derecho de ostentor” y los sojeros dicen “nosotros no queremos pagar”.
Enredando las Mañanas: Nosotros tenemos entendido que en la legislación argentina se reconocen los derechos de propiedad intelectual de estas semillas transgénicas, pero que cuando los agricultores hacen uso local de esas semillas y ya tienen una segunda generación, tienen la posibilidad de hacer un uso gratuito.
CV: Exactamente, en realidad no es sobre las semillas transgénicas, es sobre todas las semillas. Nosotros tenemos una ley de semillas del ‘73 que permite que se aplique el derecho de ostentor pero al mismo tiempo permite que cada agricultor, cuando cosecha, guarde grano como semilla.
El acuerdo gobierno-Monsanto: pago de regalías más ley de semillas
ELM: Pero ahora sería el Instituto Nacional de Semillas el que operaría como un contralor para fiscalizar el origen legal o ilegal de las semillas usadas por el productor en el momento de despacho, de exportación. ¿Es así?
CV: Exactamente, lo que pasa es esto: la ley argentina permite que se guarden semillas, pero no permite que el grano se venda como semilla. Y eso es lo que vienen haciendo los semilleros argentinos desde hace veinte años en realidad. Se llama “bolsa blanca”, es la semilla ilegal que es el grano embolsado y vendido como semilla, y que se ha multiplicado. En Argentina, más del 50% del mercado es de esta semilla ilegal. Esto ha servido para que la soja avance por Argentina desde el ‘96 en adelante, sirvió para que se invada Paraguay y Brasil con soja ilegal (…) quebrando su resistencia a los transgénicos. Ese mercado es ilegal, y en realidad, lo que primero se comprometieron en el acuerdo Monsanto y el ministro[Ricardo] Buryaile que firmaron el viernes pasado y que anunciaron en conferencia de prensa, es que el INASE va a empezar a hacer que se cumpla la ley. Esto es un absurdo, porque cómo va a haber un compromiso con una multinacional para decir “vamos a cumplir la ley”, la ley debería cumplirse de por sí. Pero en realidad, lo que se oculta tras esto es la intención de modificar la ley de semillas. Ese fue el segundo compromiso que tomó el gobierno, anunciando que para agosto iba a mandar un proyecto de ley de semillas, que lo iban aprobar antes de fin de año. Y ese proyecto, sin duda, va a contener la limitación a la otra parte que vos mencionabas, a la posibilidad de guardar semillas.
ELM: Acá el ministro asegura que esto cierra un conflicto de hace quince años y, efectivamente, cuando uno retrocede quince años hubo una especie de conflicto entre Monsanto y el gobierno kirchnerista al no permitirle cobrar las regalías por la soja transgénica. En el capítulo dedicado a Monsanto del libro ArgenLeaks de Santiago O’Donnell, se pueden observa las reuniones que hubo entre funcionarios argentinos, gente de Monsanto y funcionarios norteamericanos y se nota que a lo mejor hubo un cambio en el 2008, con el conflicto del campo. Eso generó un giro en las reuniones entre los funcionarios y Monsanto, que fueron más apacibles. Da la sensación de que el acuerdo que hubo entre el gobierno de Cristina y Monsanto, es que éste le asegura que le va a aprobar la soja Intacta y que Monsanto se ocuparía de hacer todo el marketing necesario para que los productores le compren las semillas y ahí el gobierno le reformaría la ley de semilla para hacer este gran negocio que es el de la propiedad intelectual. Incluso hubo un momento patético en el que salió filtrado que Aníbal Fernández anunciaba que se iba a hacer por decreto la ley de semillas, que generó una reacción bastante fuerte. Se acabó el gobierno kirchnerista, surgió esta supuesta pelea con Macri y ahora se llegó a este acuerdo.
CV: Es exactamente como decís, es importante tener en cuenta que en junio de 2012, Cristina en el Consejo de las Américas anuncia el acuerdo con Monsanto que incluyó la planta de Malvinas Argentinas, ese anuncio con folletito de la planta y todo.
ELM: El mismo día que se conoció la sentencia del juicio por Barrio Ituzaingó Anexo.
CV: Por supuesto, lo seguimos de cerca y fue realmente patético que fuera así. Después en agosto [Norberto] Yahuar anuncia el cambio de la ley de semillas, la aprobación de la “Intacta” al mismo tiempo y con el representante de Monsanto en Argentina. Ahí lo que ocurre es que empieza este proceso que no concluyó todavía pero que tuvo que ver con la resistencia que hicimos desde muchos sectores a que saliera de Agricultura una ley de semillas hacia el Congreso, logramos que no saliera. Es importante también decir que había sectores dentro del kirchnerismo que se oponían a esto, y ese fue un factor también que influyó en que nunca saliera la ley de Agricultura. Pero bueno, ahora es muy claro que con los cambios que ha habido son ellos mismos, las corporaciones, las que gobiernan, y aquí la disputa en realidad era entre confederaciones rurales argentinas, sociedad rural argentina, a quien representa el ministro y Monsanto, que incluso llegó en estos meses a mandar a su vicepresidente internacional a la Argentina para hablar directamente, intervino la Casa Blanca, intervino la Cámara de Comercio de los Estados Unidos. O sea, las presiones fueron muchísimas, no porque Buryaile defienda los intereses argentinos, sino porque estaba defendiendo la renta de su sector. Pero bueno, finalmente, era muy claro para nosotros que iba a haber un acuerdo y lamentablemente este acuerdo implica el lanzamiento de este proyecto de ley de semillas que estará en los próximos meses en el Congreso, pero que sabemos que va a ir por el lado de mayor privatización, de restricción del uso propio, de privatización de la biodiversidad agrícola argentina, etc., como han sido los otros proyectos que se manejaron entre el 2012 y el 2014, incluido el decreto que había anunciado Fernández.
Pelear en las calles y en el Congreso, articular la resistencia
ELM: ¿Cómo sigue esto, qué se puede hacer desde las calles?
CV: Claramente es una cuestión que se va a pelear en las calles y que se va a pelear en el Congreso. Viene de la mano de un montón de cosas que este gobierno está impulsando, por ejemplo, la introducción de Argentina en la Alianza del Pacífico como observadores, que es un primer paso para ser parte del Tratado Transpacífico. Este tratado, entre otras cosas, tiene un artículo que obliga a tener una ley de propiedad intelectual de las semillas basada en [el Convenio] UPOV 91, que es lo que se está mandando desde Agricultura. Entonces es todo un paquete que nos va a exigir, como en todos los terrenos de lo que viene, presencia en las calles, articulación y nosotros particularmente desde la Campaña No a la Ley Monsanto de Semillas, que venimos haciendo desde el 2014, lo que nos proponemos es lograr una articulación de todos los sectores campesinos, sociales, ONG, etc., para poder dar esta resistencia.
El día 11 hay una audiencia en el Congreso sobre los Tratados del Libre Comercio y vamos a estar planteando allí el tema de las leyes de semillas, lo convoca Alcira Argumedo y básicamente no hay ninguna otra opción más que seguir con nuestras luchas.
ELM: Para seguir entendiendo este conflicto, nosotros estuvimos buscando algunos posicionamientos que podrían haber tenido los sectores agrarios más poderosos de nuestro país, Sociedad Rural, Federación Agraria, Coninagro, y no hemos encontrado algo después de este anuncio. ¿Ustedes manejan alguna información?
CV: De todos los sectores, nosotros no hemos escuchado tampoco ninguna posición. Es claro que los grandes estuvieron allí presentes y están de acuerdo con esto. La duda es cuál sea la posición de la Federación Agraria Argentina que fue quien primero se retiró de la mesa de negociaciones en el 2012, pero todavía no se han expedido. Sabemos que Monsanto insistió en que una de las cooperativas de la Federación Agraria estuviera presente en la reunión, así que obviamente a ellos les interesa tenerlos a todos en la misma mesa para seguir con su negocio, pero en las próximas semanas seguramente vamos a tener noticias. Es importante tener presente que el massismo, con [Gilberto] Alegre, el presidente de la Comisión de Agricultura, se le adelantó al gobierno y ya presentó un proyecto propio hace una semana que va en esa misma línea y que probablemente le servirá para cuando se trate en comisión, tratar de meter algunos puntos que les interesen a esos sectores que están con el massismo, pero que ninguno tiene que ver con nuestras necesidades como pueblos.
Otro factor muy importante a tener en cuenta para las próximas semanas, esto fue una noticia de ayer, es que nada menos que José Alfredo Martínez de Hoz (h), si les suena, ha sido designado al frente del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI). Es un abogado, hijo del tristemente célebre ministro de economía y de los descendientes de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina, que trabajaba como lobbista para las empresas farmacéuticas.
ELM: ¿Piensa que no es casual eso?
CV: Por supuesto que no es casual, no es casual porque va a haber lobby por patentes farmacéuticas, pero además, el INPI tiene una disputa legal con Monsanto por la patente de la soja. La otra forma en la que Monsanto trata de apropiarse de las semillas es patentando, que es distinto que el derecho de ostentor. Ellos pidieron la patente en el INPI,se les rechazó, empezaron un proceso judicial que duró quince años y que en diciembre una Cámara de Apelaciones rechazó el pedido de la patente de Monsanto. Esto ahora está en la Corte Suprema, donde se tiene que decidir.
Mi temor es que directamente el INPI ahora retire su demanda porque justamente, quien lo está presidiendo es claramente un representante de estos sectores corporativos y es muy probable que acuerden con Monsanto que se les dé la patente. Pero también nosotros, con un grupo social importante, Naturaleza de Derechos y otras organizaciones estamos por presentar un amicus curiae en la Corte Suprema justamente para pedir que no se le otorgue la patente a Monsanto, como digo, como se ha confirmado en estos quince años en distintas esferas judiciales y como confirmó la Cámara de Apelaciones en el mes de diciembre.
«La disputa es por el control de nuestra alimentación»
ELM: Creemos que esta disputa es ejemplificadora también para entender un escenario en el que desde hace décadas las organizaciones sociales y ambientalistas vienen reclamando en contra de este modelo agrotóxico y saqueador, y se crea un escenario en el que la disputa más fuerte y visible contra esta trasnacional termina siendo por la porción de torta que se puede apropiar cada uno. También es interesante leer cómo actúa esta trasnacional, si se quiere, saltando el rol estatal y generando un sistema propio de control en los puertos y después si se quiere una avanzada del estado diciendo “nosotros vamos a efectuar ese control” en resguardo de intereses privados, claramente.
CV: Clarísimamente y hay que tener presente incluso en todo este conflicto muy largo, pero en el 2013 Monsanto les hizo firmar a los productores un contrato de regalías extendidas que los obligaba a pagar regalías por cada semilla que guardaran por 14 años y esto va contra la ley y sin embargo el gobierno no dijo nada. Entonces, es como vos decís, una disputa fuerte por la renta, pero también, y eso es importante para los oyentes urbanos, por el control de nuestra alimentación. Lo que están buscando es controlar lo que comemos y esto lo que está haciendo el agronegocio en el mundo a todos los niveles y los precios los estamos pagando los que vamos a comprar a un supermercado y compramos comida industrializada que en todos los casos contiene soja y también lo estamos pagando cuando las verduras y las frutas son cada vez más caras porque ya se cultivan cada vez más lejos porque la mayor parte de los territorios están ocupados por soja.
ELM: Y cómo esto fortalece las redes de dependencia en términos de ciudadanía de la población, cómo nos alejamos de las posibilidades de autodeterminación y autogestión también.
CV: Y de la soberanía alimentaria, que es lo que los movimientos campesinos desde hace veinte años proponen, y que sabemos que es posible, y que sabemos que se está construyendo desde abajo y que sabemos que las ferias de semillas y los espacios de intercambio son los espacios que justamente mantienen viva la resistencia.
ELM: Muchas gracias Carlos, creo que ha sido clarísimo y nos ha ayudado a limpiar y despejar este asunto que por lo general es un poco más delicado en el sentido de que hay que desmenuzarlo un poco más para comprenderlo.
CV: Les agradezco a ustedes y desde el sitio de biodiversidadla.org estamos dando seguimiento todos los días de las noticias que hay sobre esta temática.