Por: @Josecomunicando
El sur de México ocupa desde hace muchos años un lugar muy importante en nuestros corazones. No tan solo por la gran gesta del pueblo de Pancho Villa y Emiliano Zapata, y por los históricos levantamientos contra los malos gobiernos que les son sistemáticamente serviles a los EEUU.
En enero de 1994 el alzamiento zapatista nos dio ese impulso para romper la falsa idea del triunfo del capitalismo a escala mundial y volver a dar factibilidad a nuestros intrépidos navíos. La brújula apunta desde aquel momento al corazón de nuestra América latina y nuestras naves se alimentan de la infinita capacidad de resistencia de nuestros pueblos.
Fue en el 2006 donde la lucha del magisterio de Oxaca, volvió a hacer que nuestras miradas se posicionaran en el castigado y empobrecido sur de México. Florecieron las asambleas del pueblo de Oaxaca y con ellas se abrieron riquísimos procesos de luchas contra la tiranía de los poderes económicos y políticos.
Las batallas se libraron en las calles y sus plazas, en los puestos de trabajo y la ciudad fue tomada por el pueblo con las asambleas y los trabajadorxs con sus sindicatos (o pese a ellos). Distintas zonas de la ciudad quedaron bajo control de las asambleas. Renació el poder comunal.
Pero también hubo una batalla muy importante y aquella fue la de las ideas y el control de la comunicación.
Harto el pueblo de las mentiras de los medios de incomunicaciòn, de no querer mostrar las salvajes represiones, de no querer mostrar las demandas de las asambleas y de la constante criminalización de las mismas, se lanzaron a ocupar los canales y radios y tomar el control de estos.
Fueron las mujeres de las asambleas del pueblo de Oaxaca quienes ocuparon los medios exigiendo ser escuchadas y como fueron ninguneadas por las empresas, tomaron control del aire y aprendieron a transmitir por la TV y la radio.
La Asamblea tenia su propio medio y el pueblo custodiaba que así fuera.
Si bien la reacción de los sectores dominantes encabezados por el empresario Fox devenido en presidente fue bestial, (asesinando, violando a mujeres de las asambleas, desapareciendo a referentes y encarcelando a quienes resistían) el pueblo no dejo de lado la lucha, esa que hoy nuevamente de la mano de lxs maestros vuelve a florecer rebeldemente en el sur de México, en el sur de nuestros corazones.
La llamarada nunca se apago.