justicia-patriarcalDayana Gorosito se encuentra detenida en Bouwer desde hace más de 140 días. La joven, de tan solo veinte años, enfrenta serios cargos por la muerte de su beba recién nacida el 20 de mayo pasado. Dayana fue obligada a parir en un descampado bajo las amenazas de su pareja, Luis Oroná, y arrastra desde hace años una situación de extrema vulnerabilidad.

Hace unos días la fiscal Mercedes Balestrini imputó por homicidio agravado por el vínculo a la pareja y elevó la causa a juicio, ante lo cual la defensa de Dayana pidió contemplar su contexto de vulnerabilidad. Sin embargo, el juzgado de Control 6 confirmó la elevación. La defensa de Dayana ha presentado una apelación y se encuentra a la espera de la nueva resolución, ahora a cargo de la Cámara de Acusación.

Dayana vivía en la vivienda de su pareja Luis Oroná desde los quince años en la localidad cordobesa de Unquillo, donde llegó huyendo de una situación insostenible en su casa de origen en el interior provincial. Dos años más tarde tuvo a su primer hijo. El 20 de mayo pasado, con su segundo embarazo a término, empezó con el trabajo de parto y le pidió a Oroná que la llevara al hospital, sin lograrlo.

La negativa continuó hasta que a las 7 de la mañana decidió salir caminando sola en dirección al dispensario. Oroná la siguió con el auto y la hizo subir. En lugar de dirigirse al hospital, paró en un descampado y la obligó a descender.

Dayana parió allí, a la intemperie, en una fría mañana de mayo. Bajo las amenazas de su pareja, tuvo a su beba, la limpió como pudo y la abrigó. Luis Oroná la arrancó de sus brazos, alegó dudas sobre su paternidad, y se la llevó. Durante días, Dayana esperó volver a ver a su hija.

La situación fue tornándose más compleja aun cuando Oroná y su familia le plantearon a Dayana que debía decir que había tenido a su beba en el hospital de Unquillo, que había nacido muerta y que no le habían entregado el cuerpo. Esta acusación la sostuvieron hasta que finalmente apareció el cuerpo de la beba en la misma casa de la familia, tres semanas después, cuando ya se encontraban detenidxs tanto Dayana como Luis Oroná, por homicidio.

Hoy está en la cárcel de Bouwer, lleva ya más de 140 días detenida y la justicia le impide ver a su hijo.

Desde Zumba la Turba nos comunicamos con la abogada Melina Camesini, integrante del espacio jurídico Deodoro Roca, el equipo de abogados que asumió la defensa de la joven.

El primer pedido del equipo, apenas asumida su defensa, fue -explica la abogada- “que se siga el proceso con ella en libertad, nos fue negado ese pedido”. Posteriormente, la fiscalía elevó la causa a juicio. “Nosotros nos opusimos a esa elevación a juicio, nos rechazaron la oposición y en este momento presentamos una apelación. Estamos a la espera de que eso se resuelva. De negarse esto, la causa se elevaría a juicio con ella aun detenida y la situación es que ella está imputada por homicidio calificado por el vínculo, la carátula es por omisión, es decir por haber omitido, en teoría deliberadamente, no salvar a su hija. La pena de ese delito es de prisión perpetua, así que la situación de Dayana es bastante compleja en este sentido, nos apremian los tiempos y la necesidad de poder tenerla a ella en libertad”.

En los últimos años, el desarrollo de una perspectiva de género en el ámbito del derecho y el trabajo de denuncia de abogadas feministas ha dejado en evidencia los rasgos patriarcales de esta institución, que se expresan en todos los niveles del sistema. La situación de Dayana se enmarca inevitablemente en esos “casos” paradigmáticos que desnudan esta violencia hacia las mujeres que se expresa a nivel interpersonal, pero también institucional. La invisibilización de la violencia machista a la que se encontraba expuesta, la no consideración de su estado puerperal y la demonización de la joven por no “haber defendido a su hija” son los ingredientes para alimentar una sentencia que parece anunciada.

Al respecto, Canesini afirma que “nosotros tomamos la causa justamente entendiendo esto. Lo complejo de la causa radica justamente en la situación de vulnerabilidad en la que ella se encuentra desde su infancia, esa relación en la que tuvo su primer hijo, la violencia de género que ella sufría en su vínculo interpersonal y familiar. [Todo eso] desencadenó en el homicidio de la beba”.

Ella -continúa- tiene a su hija en condiciones inhumanas, que la fiscalía no contempla, no lo tiene en cuenta, y espera un accionar heroico de una madre que está en estado puerperal, que es víctima de violencia y que no sabía qué iba a hacer su pareja con esa beba que en definitiva termina muriendo no por una acción concreta, sino por hipotermia, cuando el padre se la lleva. Entonces, para nosotros la fiscalía, al imputarla por un homicidio calificado por omisión, entendemos que lo que está haciendo es someterla a ella a una violencia que es la institucional, sin tener en cuenta sus condiciones personales, las condiciones en las que dio a luz”.

Ante el accionar de la justicia, se hace urgente que otros actores sociales tomen la causa de Dayana y visibilicen el abuso judicial, denunciando el carácter patriarcal y misógino y exigiendo una acción reparadora a la justicia. La abogada refiere también al papel que jugaron los medios de comunicación durante las primeras semanas. “Cuando la causa se hizo conocida no se habló del padre que también se encuentra detenido en Bouwer y por la misma causa. Los medios hicieron eco de la situación de Dayana como madre y de lo que ella debería o no haber hecho, cuando también hay un padre que está preso y que es en definitiva el que llevó a cabo una acción que fue en su momento quitarle la beba, obligarle a parir en el campo… Entonces creo que en ese sentido la justicia tiene que hacerse eco de este reclamo, las organizaciones deberían replicar el llamado y exigir a la justicia que tenga una perspectiva de género a la hora de abordar causa”.

La acción es urgente, explica Canesini, y hay que “tratar de romper este discurso que tiene la fiscalía acerca del rol de mujer-madre, cuestionar los roles y los estereotipos de género asignados a la mujer y hacerse eco y visibilizar la causa de Dayana creo que es un compromiso de todas las agrupaciones que tengan una perspectiva de género, en la medida en que no podemos hacer la vista gorda a un caso que realmente es complejo, que no es el primer caso de este tipo y que de alguna manera es el extremo de la violencia machista y del derecho patriarcal y misógino que seguimos reproduciendo”.