“¿Qué harían si viene una persona un día como Santiago Bonelli y mata de un tremendo escopetazo en el epigastrio, escuchar todo, que se abrió su diafragma, subieron todos sus órganos hacia arriba? No vi las imágenes porque eran impresionantes, me avisaron y no las vi ni quiero verlas, yo me la imagino como era. Pero, ¿qué resta?¿es justicia o es injusticia?”. Esas fueron algunas de las expresiones de dolor de Mónica Palavecino, mamá de Rocío Rodríguez, la víctima de femicidio cuyo juicio está llegando a las instancias finales.
En el día de hoy tuvieron lugar los alegatos en el juicio por el femicidio de Rocío Rodríguez, la joven de 23 años oriunda de Las Varillas que murió hace casi tres años, el 2 de diciembre de 2013, de un escopetazo a manos de su pareja, Santiago Bonelli.
A Rocío no sólo la mataron de un escopetazo, como claramente surge de todos los elementos de la causa, de las pericias técnicas, de los testimonios. Además, limpiaron su cuerpo, lavaron su herida, la envolvieron en una bata limpia, se ocuparon de eliminar los rastros de sangre de la casa del acusado… y la trasladaron a un sanatorio privado sin mediar llamado a una ambulancia o a la policía.
Sin embargo, la causa parece la causa de lo que no fue: un femicidio que no es reconocido como femicidio, un homicidio agravado por un vínculo que no es reconocido como vínculo ni siquiera por la fiscalía, un homicidio simple que para la defensa fue “sin querer” e insiste que ni siquiera fue homicidio, sino suicidio.
Esos fueron los términos en que se desarrolló la extensa jornada de alegatos, iniciada a las once de la mañana y finalizada ya pasadas las cinco de la tarde. La primera intervención, de la parte acusatoria, estuvo a cargo del fiscal de la Cámara V Fernando Amoedo quien realizó un detallado análisis de las pruebas, estableciendo de manera inequívoca en primer lugar que la muerte de Rocío fue un homicidio y, en segundo lugar, la necesaria responsabilidad de Bonelli. Sin embargo, y para sorpresa de lxs presentes, desestimó el agravante del vínculo por entender que la relación de pareja no había sido suficientemente demostrada, con lo que solo pidió declararlo responsable de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego, y pidió una condena de doce años.
Luego de un cuarto intermedio intervino el abogado de la querella por parte de la familia de Rocío, Franco Vitozzi, quien se atuvo a la exposición del fiscal en relación al modo en que ocurrieron los hechos el 2 de diciembre, pero disintió en la consideración de la duda en torno al vínculo entre la joven y el acusado, para ratificar el pedido de condena por homicidio simple agravado por el vínculo y por uso de arma de fuego que conlleva una pena de prisión perpetua.
Finalmente, y con lxs integrantes más cercanxs de la familia de Rocío fuera de la Sala para no exponerse, la defensa de Santiago Bonelli volvió a insistir con la hipótesis del suicidio o autoagresión de Rocío, basándose en supuestas evidencias físicas y psicológicas ya desestimadas durante el transcurso del juicio. Esta parte del alegato estuvo a cargo de la abogada Patricia Soria, quien pidió la absolución. Posteriormente, José Cafferata Nores introdujo como hipótesis subsidiaria (en caso de que no se acepte que se trató de un suicidio) que se trató de un “accidente” y se hizo eco de la posición del fiscal de negar certeza al vínculo entre lxs dos, citando como jurisprudencia la causa en la que se juzgó a Gonzalo Lizarralde por el femicidio de Paola Acosta. Maru, hermana de Paola, se encontraba en la Sala.
Para mañana, resta la palabra del acusado y la decisión del jurado popular.
La audiencia se levantó unos minutos después de las cinco de la tarde. El cielo plomizo parecía acompañar el ánimo de quienes íbamos abandonando la sala de audiencias.
Las palabras de Mónica seguían resonando con la voz quebrada, “es una vida, mi hija no me la devuelve más nadie, nadie (…) y dice la Madre Teresa de Calcuta, ‘no vivas de fotos amarillas’, ¿voy a vivir de un féretro? ¡Me la trajeron cerrada después de 3 días por el paro judicial! ¿De qué voy a vivir, me pueden decir de qué voy a vivir? ¿La gente me puede decir de qué voy a vivir? ¿De qué nos vale esta justicia en la democracia? Está todo dado vuelta, todo al revés. No entiendo al fiscal, no lo entiendo. Espero que el jurado popular tenga un poquito más de visión, un poco más de sentimientos y de empatía. Porque aquí lo que faltó fue eso”.
Hoy, una vez más, se evidencia la necesidad de seguir sosteniendo en las calles QUE SON FEMICIDIOS y que la JUSTICIA ES RESPONSABLE DE LA IMPUNIDAD DE LOS FEMICIDAS.
NI UNA MENOS
NOS QUEREMOS VIVAS, LIBRES Y FELICES.