En el Enredando las Mañanas del miércoles 18 de marzo, mantuvimos con Marina Acosta, hermana de Paola, una joven víctima de femicidio, una extensa comunicación telefónica para reflexionar en torno a los femicidios de Daiana García en Buenos Aires y Andrea Castana en Carlos Paz (CBA), la desidia estatal y policial, y el cambio cultural necesario para erradicar la violencia de género.

Audio descargar

En septiembre de 2014 fue hallado en una alcantarilla en la ciudad de Córdoba el cuerpo sin vida de Paola Acosta, una joven de 36 años. Junto a ella estaba Martina, su pequeña hija de menos de dos años, con un serio cuadro de deshidratación. Había pasado 36 horas junto al cadáver de su madre. Por su femicidio está detenido y procesado Gastón Lizarralde, padre de Martina, quien ese día debía llevar por primera vez la cuota alimentaria de la niña.
Durante los tres días que demoraron en encontrarlas, su familia, sus amigxs, y especialmente su hermana Marina Acosta con el respaldo de la organización política a la que pertenece (MST), habían denunciado públicamente su desaparición y la inacción de la policía y del sistema judicial. Es muy posible que, de no haber sido por su rápida reacción, el destino de Martina hubiera sido aun más terrible.
Partiendo de su inmenso dolor, Maru ha logrado recomponerse, tomando las banderas no sólo de la justicia para Paola y Martina, sino las de la lucha contra la violencia hacia las mujeres, y el reclamo de “Ni una más”.

La desidia del Estado

Maru Acosta: Gracias por comunicarse conmigo después de todo esto tan terrible que está sucediendo en la localidad de Carlos Paz. Es un pueblo que no dio para más de ver cómo se reacciona en estos casos. Cada vez lo naturalizamos más, hasta que explota en la propia cara y no queda otra que salir a reclamarles a los mismos que vienen dándonos vuelta la cara y mirando para otro lado, que se muevan, que accionen y que cambien las cosas. Porque la verdad es que no es ni justo, ni valedero, ni necesario que se nos vayan las vidas de tantas mujeres a raíz, no sólo de la violencia machista y patriarcal que tenemos instalada en nuestra cultura, sino también de cosas evitables, como sucedió con Andrea, con Eugenia Villafañe y mi hermana, esta naturalización misma de la violencia que se hace y que termina en casos tan terribles que nos llenan de cuestionamientos, de dudas y de ganas de cambiar todo.
Enredando las mañanas: La desidia estatal y de la justicia fue palpable ante la desaparición de Paola. Cuando sucedió, siempre lo hemos dicho y problematizado, si no hubiera habido una organización y gente que escrachó la comisaría, por ejemplo, los resultados hubieran podido ser aún peor por la demora de la justicia. En relación a Eugenia Villafañe -por cuyo femicidio está detenido Walter Aragallo, exconcejal de su pueblo, Canals-, se dio una situación similar: el tiempo que demoraron en tomarle la denuncia a la familia, la presunción de que se habrían ido por sus propios medios, ¿qué pensás que motiva esta demora en responder?
M.A.: Sí, y en el caso de Andrea, que no vaya a buscar a sus dos hijos al colegio. Es tremenda la desidia con la que nos tratan y se manejan desde las instituciones del estado, como son la policía, en el caso puntual de Andrea o en el de María Eugenia, donde no le querían tomar la denuncia porque al ser un pueblo y conocerse todos, el razonamiento es “mejor le voy a preguntar directamente en lugar de tomar la denuncia a vos que estás acá desesperado”. Esa es un poco la mala lógica con la que se maneja hoy la policía, y la justicia ni hablar. Si cuando desaparecieron Paola y Martina nosotros no íbamos, llevábamos cámaras, fuimos, golpeamos puertas, si no hacíamos eso, creo que todavía está durmiendo en los laureles y quizás hasta podríamos no haberlas encontrado. Yo, cada noche cuando me acuesto, miro para el costado y pienso que tengo suerte de tener a Martina conmigo, porque dormimos juntas. La verdad es que siento que tengo suerte, porque si hubiera sido de otra manera… El hecho de por sí fue horrible, aberrante, lo que nos pasó a nosotros con Paola y con Martina, la desesperación en sí de no saber adónde estaban, no encontrar respuestas en ningún lado, tener que salir a hacer un escándalo en la calle cuando en realidad tendríamos que haber colaborado de otra forma, y el mismo estado darnos las respuestas que correspondían en una crisis así. Pero, sin embargo, tuvimos que hacer prácticamente todo por nuestra cuenta. Y luego, el caso de María Eugenia Villafañe, de Andrea, nos recordaba eso.
Cuando nosotros estábamos en casa, viendo en la televisión lo que estaba pasando en Carlos Paz, se nos caían las lágrimas, porque entendíamos lo que estaba pasando la familia. Era lo mismo que pasamos nosotros en su momento, tener que ponerse la búsqueda al hombro y salir vos a hacer las cosas, porque ves que del otro lado no hay ningún tipo de respuesta.
A mí particularmente me hizo sentir bastante mal, en el sentido de que a seis meses casi de todo lo que sucedió con Paola y con Martina, algo mínimamente se podría haber cambiado, por ejemplo salir rápidamente a buscarlas, y no fue así. Porque de las dos de la tarde hasta las siete, que vos salís a buscar a una persona, pasó todo lo que pasó. A Andrea la encontraron desnuda, tapada con piedras. Eso requiere tiempo, y ese tiempo lo estaba dejando libre la misma policía y la justicia cuando salieron tarde a buscarla.
En cuanto a los protocolos de búsqueda, que ya no existen desde el 2006, que recalcan tanto que no reclamemos eso porque de verdad no se aplican, es mentira, porque de hecho es lo que pasa. Cuando uno sale a la calle, tiene que terminar fijándose qué denunciar y cuándo, cuando en realidad no tendría que ser responsabilidad nuestra, tendría que haber un estado que responda ante estos casos. Y no sucede así.
Ni hablar en el caso de Eugenia, donde fueron y les dijeron: “no, seguro que ya va a volver. Ahí le voy a preguntar” y se fueron a preguntarle al tipo que hoy está imputado por su femicidio. Hasta después envolvernos en los mismos cuestionamientos que naturalizan esta acciones por parte de la justicia y la policía,  esto de escuchar en la misma sociedad y en las redes sociales, “Ah, ¿pero Daiana fue así vestida a una entrevista de trabajo? Ella se lo estaba buscando”. Diálogos terribles y aberrantes en los que parece que fuera justo que una chica que sale a buscar trabajo aparezca muerta, cuando en realidad lo que está sucediendo es que se está evidenciando que este sistema, así como está, no funciona más y que lo tenemos que cambiar de pies a cabeza. Porque parece que es más peligroso hoy ser una mujer, que ser un narco.
La verdad es que a mí me da pena, me da bronca, y me dan ganas de salir a patear todas las puertas que hay para que podamos empezar a cambiar las cosas.

Cuerpo de mujer, peligro de muerte

E.L.M.: Hoy podemos percibir la sensación de una inseguridad propia de nuestra condición de género. Como mujer, nos replanteamos salir a la noche a bailar y cuando volvemos, está la pregunta ¿me animo realmente a caminar por la calle sola, tengo que pedir compañía?
M.A.: El prevenir se nos hizo carne a nosotros, por todo esto que está sucediendo, y en realidad, a nivel social, a nivel de los responsables, nuestros representantes, el poder judicial, la misma policía, no veo el mismo accionar en ese sentido.
Hace solo unos días hemos conmemorado el día de la mujer, y todo el mundo habla de los derechos de las mujeres, pero para mandarte un feliz día, no para otorgarte posibilidades de cómo prevenir, de cómo ayudar, de ver qué se necesita. Es muy lindo celebrar el día de la mujer si lo ves desde el lado que todos tuviéramos las mismas posibilidades.
Nosotros intentamos hacer una marcha en el día de la mujer para poner en evidencia todo eso, y la verdad es que no se notó eso, la preocupación de todo el mundo, deberían haber estado allí todas las corrientes políticas. Yo creo que el tema de la mujer debería ser problema de todos, debería ser eje de todos, y no sólo de la izquierda política. Eso sería importante ahora que todos empiezan con la campaña electoral y demás, que presionen fuerte para que podamos conseguir los cambios que hacen falta.
Pensaba hace un momento, que esto de salir y avisar, estar como perseguida por el hecho de ser mujer, tiene que cambiar. Hace unos días, nosotros junto a familiares de otras víctimas de femicidio, presentamos públicamente frente a la legislatura provincial un proyecto de ley para que se declare la emergencia, y podamos empezar a hacer más campañas de concientización, tener el presupuesto que hace falta para que el Consejo de la Mujer que está ahí muy lindo funcione de verdad, y darnos herramientas a nosotros en sí para ir a las escuelas, a la calle, a todos los lugares que haga falta y poner en evidencia que no está todo bien, que estos casos que salen a la luz, como el caso de Paola, el de Eugenia Villafañe, el de Andrea Castana, no son casos aislados. Que por cada uno de los casos que a nosotras nos estremece y nos duelen, que vemos en la tele, escuchamos en la radio, leemos en los diarios, en los distintos portales, por cada uno de esos casos hay un montón por detrás que no salen a la luz. Que son miles de familias las que están sufriendo la misma desidia, la misma inacción, y las mismas mujeres que están sufriendo la violencia en carne propia y hasta a veces la pagan con la vida.

Romper el círculo: reconocer la violencia en el noviazgo

E.L.M.: ¿Qué recursos podés recomendar a aquellas mujeres víctimas de violencia?
M.A.: En realidad por mi experiencia yo siempre recomiendo, para los casos de las personas que tienen alguna duda legal, alguna situación problemática relacionada con la violencia hacia las mujeres y demás, siempre recomiendo el 144 [línea nacional de contención, información y asesoramiento en materia de violencia de género], por el hecho de que atienden a toda hora y se puede llamar desde un celular, desde un fijo y demás, y he recibido buena atención desde ahí cuando llamé para hacer consultas por otra persona.
Puntualmente, portales de información sobre leyes, sobre formas de prevenir y demás, me está costando encontrar, ahora que estamos armando con mis compañeras materiales para ir a presentar en colegios sobre la violencia en el noviazgo.
Yo creo que una herramienta importante para poder prevenir es empezar lo antes posible, para que este cambio cultural de verdad se dé. Creo que la violencia de género también se da desde el mismo noviazgo y desde que somos chiquitos, uno va interiorizando los estereotipos y demás, se los va tragando y los empieza a reproducir de una forma u otra, ya sea alimentado por los medios, las mismas redes sociales. Entonces está bueno darles a los chicos y a las chicas, herramientas distintas para que se den cuenta cuál es el límite. Y eso es lo que estamos armando para presentar en las escuelas y ver si nos dejan ir a dar charlas y demás.

Comprometerse

M.A.: Después de lo que pasó con Paola y demás, que fue un hecho muy doloroso, nosotros desde el dolor unimos las fuerzas y salimos para adelante para ayudar, para que no vuelva a pasar. A las mujeres, a los hombres que estén escuchando del otro lado, a las jóvenes, a las más grandes y demás, que se sumen, que se organicen, que averigüen, que cerca de su casa seguramente estamos o hay alguna organización que está trabajando en el tema, y que comiencen a activar y a ayudarnos para que entre todos lo podamos resolver.