La investigación sobre la desaparición forzada y posterior muerte de Santiago Maldonado tuvo importantes novedades en los últimos días de la semana preelectoral. Desde el Enredando las Mañanas del lunes, y campeando el dolor de la aparición del cuerpo sin vida y su posterior identificación, entrevistamos a Nicolás Tauber, integrante de Liberpueblo y abogado de la querella por la Asociación de ExDetenidos Desaparecidos (AEDD).
En primer lugar, Nicolás Tauber plantea que, a pesar del tiempo transcurrido, desde la querella tenían la esperanza de poder encontrar a Santiago con vida. Sin embargo, plantea que hay que ser muy cautelosxs con el manejo de la información, a contramano de lo que pasó en los medios de comunicación a partir del momento en que apareció el cuerpo. Tauber explica que “el viernes [21/10] se comenzó a hacer la autopsia y surgieron datos preliminares. La autopsia no terminó, por lo cual los medios corren con conclusiones que no son tales. Todavía no hay conclusiones sobre los peritajes, el cuerpo, el lugar ni qué pasó con Santiago. Hasta ahora lo único que arrojó la autopsia es que el cuerpo no presentaba golpes, por lo menos aparentemente”.
El abogado afirma que la autopsia se hizo de forma correcta, bajo el protocolo de Minnessota, el procedimiento recomendado por la ONU para la investigación legal de ejecuciones extralegales, arbitrarias y sumarias. Mientras que el juez desestimó la aplicación del protocolo de Estambul, que es el que se utiliza en casos de tortura. En definitiva, explica, “no se buscaron durante la autopsia la existencia de pinchazos o de inyecciones. Pero surgió que Santiago no presentaba golpes y que tenía mucha agua en los pulmones y en la médula, lo cual da a pensar que la causa [de muerte] podría haber sido el ahogamiento de Santiago en el río Chubut. Sin embargo no se sabe dónde (…) Por sobre todo no hay dato ni conclusión preliminar sobre la fecha de muerte. No se tiene información respecto de eso que es un dato clave para saber qué pasó”.
Incertidumbres
Las investigaciones preliminares sobre el cuerpo de Santiago, hasta ahora, han arrojado ciertas apreciaciones, pero queda mucho aun por establecer como, por ejemplo, la fecha de muerte. Tauber explica que, asumiendo que se hubiera ahogado el 1° de agosto, surgen todavía más dudas: “la primera, cómo aparece río arriba cuando las corrientes del río Chubut son muy importantes en estas épocas del año cuando comienza el deshielo (…) Otro dato es que el cuerpo no presenta ninguna lesión. Aun cuando se hubiera ahogado y permanecido en el río, no se entiende cómo no aparece golpeado por una roca o rasgado por las ramas”. En tercer lugar, “es raro es que el cuerpo no presentara el accionar propio de la flora del río que se va comiendo las partes blandas del cuerpo (…), por ejemplo. tenía uñas en las manos y los estudios internacionales de cuerpos ahogados en ríos marcan que las uñas se pierden a lo sumo a los 50 días. Santiago estuvo 78 días desaparecido”. Por eso, el abogado, disculpándose por la necesaria crudeza del análisis, ratifica que “hay muchos interrogantes, no se puede afirmar que a Santiago le pasó una cosa o la otra”.
El Estado es responsable
Apenas localizado el cuerpo, el aparato mediático salió a instalar la versión de que su aparición demostraba que el Estado no había tenido responsabilidad en la desaparición de Santiago y tampoco en su muerte. Nicolas Tauber es taxativo cuando afirma que, incluso con la nueva información, “el Estado es responsable, porque Santiago desapareció o se ahogó en el medio de un operativo represivo e ilegal de la Gendarmería. Nadie puede entender que Santiago se haya metido al río por motu propio; primero, porque no sabía nadar y segundo, le tenía miedo al agua. En el caso de que se haya ahogado fue en el marco del escape de una represión con tiros, salvaje e ilegal porque no había orden judicial alguna para entrar al territorio mapuche. La orden era despejar la ruta, y en la ruta había ocho personas y cientos de gendarmes”. La responsabilidad se extiende más allá del momento de la desaparición, explica, “con el encubrimiento posterior y las acciones desde el Estado Nacional de no entregar los videos del operativo, ni las fotos, las operaciones, el hostigamiento que sufrió la familia y los organismos que exigimos la aparición con vida”.
Para el abogado, la responsabilidad estatal es ineludible, pero lo que las pericias establecerán es el grado de responsabilidad y en qué consistió concretamente. Como tampoco es cierto que el hecho de que el cuerpo sin vida haya aparecido haga caer la figura de la desaparición forzada, ya que la misma “existe si Santiago fue detenido y el Estado negó ese hecho, eso aún no lo sabemos. La muerte es un agravante de la desaparición forzada que hace que la pena sea de prisión perpetua; así como del Código Penal o la Convención de Desaparición Forzada de Personas surge que desaparición forzada puede haber habiendo solo un caso y la responsabilidad estatal puede ser interpretada como un delito de Lesa Humanidad. El carácter de que sea un plan sistemático lo que nos da es un supuesto de terrorismo de Estado. El hecho de que haya un solo caso no implica que no sea desaparición forzada”.
Las próximas semanas serán claves para saber cómo fueron los últimos momentos de la vida de Santiago, ante la mirada atenta de una parte de la sociedad que, más allá o más acá de las elecciones legislativas, sigue denunciando lo inadmisible de lo sucedido en democracia y exigiendo una respuesta a la situación de las comunidades mapuce acorde a sus necesidades y lejos de políticas represivas y extractivistas.