Helen Turpaud es profesora de Letras, activista feminista y lesbiana en Bahía Blanca. Hace unas semanas, sufrió un escrache público a raíz de un libro que llevó a la escuela por error entre otros. Al aire de Enredando las Mañanas, realizó una lectura de lo sucedido y afirmó que el apoyo de sus estudiantes fue masivo. Por RNMA.
En el año 2006 se sancionó en Argentina la Ley 26.150, de Educación Sexual Integral, mediante la cual se establecía el derecho a todxs lxs estudiantes del territorio nacional a recibir educación sexual en todos los ámbitos educativos, tanto de gestión estatal como privada. Esta ley, además de establecer obligatoriedades y responsabilidades para garantizar ese derecho, puso en evidencia que la educación, siempre, “enseña” sobre sexualidad y sobre género y de ese modo fue alejando esta dimensión humana del ámbito de lo silenciado y prohibido.
Sin embargo, y a tono con un clima social de renovado conservadurismo que parece instalarse, cada tanto aparecen expresiones del terror y el rechazo visceral que los cuerpos, los afectos, la sexualidad, generan en sectores fundamentalistas y se descargan sobre trabajadorxs docentes y estudiantes.
En esta ocasión, quien sufrió los embates fue Helen Turpaud, militante feminista y lesbiana y profesora de la Escuela de Ciclo Básico Común de Bahía Blanca, una de las escuelas de la Universidad Nacional del Sur y el desencadenante fue, comparte Helen, un libro que se le traspapeló en la mochila llena de textos de poesía para trabajar en el proyecto de lectura silenciosa sostenida durante la semana de la primavera.
“Entre el material que llevé -explica la docente- había un texto que, según las descripciones moralistas de la cuestión, era ‘inapropiado’ para preadolescentes, con vocabulario fuerte, algunas imágenes explícitas sobre cuestiones vinculadas con la sexualidad”. Helen no tuvo conocimiento de lo sucedido hasta que fue convocada por el Concejo de Enseñanza Media y Superior (CEMS) a una reunión donde participaron la coordinadora de área, la directora del Ciclo y la directora del CEMS, en la que se le informó que alguien había sacado una foto del material y que la misma había llegado a manos de la dirección de la escuela.
“Inmediatamente -continúa- decido enviar una nota a las familias por el cuaderno de comunicados explicando que la situación fue una confusión, disculpándome y ofreciéndome a hacerme cargo de cualquier acción reparatoria con respecto a mis estudiantes, si es que se habían sentido mal por algo”. Aunque el episodio parecía haber terminado allí, la persecución se desató cuando trascendió a los medios de comunicación locales y fue tomado por medios de CABA.
Caza de brujas
Turpaud reflexiona acerca de la manera en que un hecho escolar completamente menor y que hubiera podido abordarse dentro de la comunidad de la escuela, se convirtió en un “escándalo” y en noticia a nivel nacional. A modo de respuesta, siguiendo el comunicado que emitió el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, arriesga que la ferocidad del ataque tiene que ver son su militancia en DDHH y en el feminismo y habla de un contexto de persecución.
Helen comparte que “la Escuela de Ciclo Básico es una escuela muy conservadora, son escuelas de élite, son públicas pero están conformadas por sectores de clase media alta, lo mismo que las otras escuelas (…) parece que desde dentro de la escuela hay gente que tiene ganas de aprovechar esto para fines ideológicos muy claros”.
Para la trabajadora de la educación, la situación puede inscribirse en un “clima de época más general”, que se evidenció fuertemente ante las persecuciones y aprietes a docentes que abordaban la desaparición de Santiago Maldonado en sus clases, en distintas instituciones.
Como ejemplo, comparte que todos los años trabaja el tema de los mitos e introduce una serie de mitos cosmogónicos sobre el origen del mundo, entre los cuales incluye el Génesis. Siempre se dificulta trabajar con ese tema -recuerda-, pero este año se le hizo el doble de complicado. “Familias conservadoras siempre hay, esto no es nuevo, pero sí es nuevo el modo en que una institución se maneja frente a estas situaciones”, además agrega que “mi militancia feminista y mi identidad sexopolítica como lesbiana también es conocida, está bastante claro que no le estaría cayendo bien a ciertos sectores que sus tiernas criaturitas se vieran influidas por semejante monstrua”.
La entrevistada se niega a analizar lo sucedido de manera aislada a lo que describe como un “desconocimiento absoluto sobre cuestiones de educación sexual integral. Yo -continúa- en realidad siempre tengo dificultades para poder implementarla adecuadamente, sin las consabidas quejas de que supuestamente hablo mucho de género. Es poner el cuerpo y luchar por la aplicación de la ESI y por la posibilidad de emerger de distintas voces y corporalidades”.
“Un impulso para volver con todo”
A pesar de la dureza de la situación, Helen afirma que fue increíble el masivo apoyo que recibió, tanto de lxs estudiantes como de colegas de la comunidad educativa en general, de compañeras de militancia, del Departamento de Humanidades, de la Comisión de Género del Colegio de Psicólogos, entre otrxs.
Para la docente, tiene que implicar una oportunidad para dar “una discusión seria y profesional al interior de la escuela para implementar realmente la educación sexual integral. Afortunadamente, para Helen, el CEMS está tomando el tema de manera seria y “somos muchas las y los docentes que queremos trabajar con educación sexual integral, que queremos hablar de Santiago Maldonado, que no queremos que nuestras sexualidades generen opresión, ni ser oprimidas nosotras, ni queremos que se oprima a lxs estudiantes”.
“Creo que esto tiene que servir como un impulso para volver con todo y para trabajar mucho mejor que antes. No se trata de mí, se trata de una comunidad educativa, se trata de Bahía Blanca, una ciudad muy conservadora, donde yo creo que es posible hacer otra narración”, reflexiona la docente.
A pesar del contexto, Turpaud afirma haber aprendido de la militancia feminista a “pensar estrategias, tejer redes. Con este intento de escrache con el cual pensaban que me iban a destrozar, activaron redes de la comunidad (…), hubo una ‘mala lectura’. Pero no fue la que llevé yo, sobre la cual podríamos haber trabajado, sino la de los sectores que me leyeron como un significante suelto, cuando en realidad como actora política yo soy un significante en una cadena de significantes de compañeros y compañeras que queremos generar y que estamos generando otros sentidos”.