En Brasil, de la mano de la ola conservadora que asola al continente, se intenta instalar hoy una propuesta de reforma a la Constitución que restringiría el derecho al aborto dejando sin efecto las excepciones que el Código Penal Brasilero contempla desde 1940. El movimiento de mujeres y organizaciones feministas resisten en las calles y en los propios recintos parlamentarios, aunque no se muestran optimistas. Desde Zumba la Turba en el Enredando las Mañanas nos comunicamos con Adriana Mota, Feminista de la Articulación de Mujeres Brasileñas AMB Río. (Foto: Andressa Guerra)
El aborto en Brasil
Adriana comenta acerca del modo en que el aborto está incorporado en la legislación brasilera: “jurídicamente en Brasil el aborto es considerado crimen, ya sea el autoprovocado como el que es provocado por terceros (…) sin embargo, existen dos situaciones que en el Código Penal brasileño del año 1940 no criminaliza el aborto. Una de esas situaciones es cuando el embarazo pone en riesgo de muerte a la mujer. La segunda situación (…) es en caso del embarazo resultante de violación. Entonces en estos dos casos no se castiga a la mujer ni a los médicos”.
Además, explica, en el año 2012 hubo una decisión del Supremo Tribunal Federal de Brasil de no criminalizar el aborto cuando el embarazo es de un feto anencéfalo, un tipo de enfermedad que acomete a la formación del feto y que hace que la vida fuera del útero no sea viable. “En este caso -puntualiza Mota-, se autoriza la anticipación terapéutica del parto”.
Sin embargo, continúa desarrollando la activista, “en Brasil, las feministas decimos que el aborto es legal, pero no es real (…) somos 5560 municipios y hay 67 servicios de aborto legal. Pero esos servicios son pocos para atender a las mujeres de todo el país y están localizados en las capitales, en las ciudades mayores con más población y las mujeres de las ciudades distantes no acceden al servicio de modo alguno. Están realmente solas. En Brasil tenemos una media de que una mujer sufre una violación cada once minutos. Entonces es una situación muy dramática”.
El Caballo de Troya
La Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 181 llegó a tomar esta conformación por medio de una maniobra que Adriana describe como extraña pero muy común de los hombres parlamentarios hacia las mujeres. A pesar de que la formulación original del proyecto tenía que ver con ampliar el tiempo de licencia por maternidad para las mujeres que tenían bebés prematuros -una iniciativa a favor de los derechos de las mujeres-, algunos diputados hicieron cambios en la propuesta inicial e introdujeron la expresión “garantizar la vida desde la concepción”. Es decir, explica Adriana, “un óvulo fecundado tendrá el mismo derecho a la vida que una persona adulta, que una mujer. Lo que pondría ante una situación bastante peligrosa para las mujeres(…)”. De acuerdo a la última redacción de esta Propuesta de Enmienda, el embarazo resultante de violación y también el que pone en riesgo la vida de la mujer, no podrán ser interrumpidos porque el embrión debe tener su vida garantizada (…) por eso llamamos a este proyecto, un ‘caballo de Troya’”.
Adriana comparte que esto fue posible porque en Brasil una enorme cantidad de parlamentarios representan los valores religiosos, principalmente los valores religiosos de carácter fundamentalista, y desde hace muchos años están actuando de forma organizada y deliberada para atacar todos los derechos sexuales y reproductivos que las mujeres brasileras han logrado conquistar a lo largo de los años. “Estos derechos son muy pocos, pero son fundamentales -nos comenta- y están permanentemente bajo ataque por parte de esos parlamentarios fundamentalistas. Son parlamentarios mayoritariamente hombres, son blancos, son ricos, son viejos, son personas que no tienen una identidad con las mujeres o con los movimientos de mujeres”.
#Todascontra18
Esta propuesta se trató el pasado 8 de noviembre en una comisión especial de la Cámara de diputados de Brasil y está siendo puesta a consideración de la misma Comisión este martes 21. En caso de ser aprobada, pasará a la Cámara para debate. La movilización convocada se llamó #TodasContra18 en referencia a que esta comisión se encontraba conformada por 19 diputados, 18 de ellxs hombres y una mujer. La única mujer, la diputada Erika Kokay del Partido de los Trabajadores (PT) fue la que votó en contra. “Los otros 18 -relata Adriana- aprobaron la propuesta, con bravos, ‘Vida sí, aborto no’”.
Optimismo de la voluntad, pesimismo de la razón
La integrante de la Articulación de Mujeres Brasileñas explica que se está siguiendo atentamente el proceso y que siguen organizadas ocupando las calles y defendiendo los derechos. Sin embargo, plantea que el panorama nacional no invita a ser demasiado optimistas: “Todos los derechos laborales, previsionales, económicos, derecho a la manifestación, participación, en este momento están en grave peligro en Brasil. Y con los derechos humanos, los derechos de las mujeres, de la población negra, de la población lgbt, sucede lo mismo. Esos derechos siempre han sido los más frágiles en nuestra sociedad, y cuando la democracia brasileña se ve en situaciones tan desfavorables, resulta aún más difícil para estos grupos sobrevivir a los ataques”.
“El retroceso que se vive no se reduce al ámbito de los derechos sexuales y reproductivos, sino que también puede verse en el enfrentamiento de la violencia contra las mujeres y al género (…) La ley Maria Da Penha, que es conocida por proteger los derechos de las mujeres brasileñas sobre la violencia también está siendo atacada. Incluso hay en el congreso una propuesta para que el término feminicidio sea sacado del Código Penal y sustituido por ‘crimen de amor’, justo ahora que estamos en las calles gritando ‘Ni Una Menos’, siendo asesinadas todos los días. Entonces son propuestas que nos hacen retroceder años y años”.
Por eso vuelve a afirmar Adriana que están “organizadas una vez más para no salir de las calles, para garantizar nuestros derechos. No estamos en este momento pidiendo al Congreso que amplíe los causales legales, sino que garanticen lo que ya está garantizado pero amenazado, ahora. Necesitamos de un feminismo latinoamericano trasnacional que reúna a las mujeres para hacer los cambios que son necesarios para que estemos siempre juntas y felices”.