N25 Dahy (2)Con el objetivo de demostrar que existe un sistema de (in)justicias para las mujeres, en noviembre se llevó a cabo el segundo “Juicio Ético, Feminista y Popular a la Justicia Patriarcal”, proceso que expuso casos de violaciones a la dignidad y los derechos humanos de mujeres de todo el continente. Entrevistamos a la periodista Marta Dillon, integrante del Tribunal ético, sobre la situación actual de la justicia machista en Latinoamérica, que hoy tiene su expresión en Córdoba en el caso de Dahyana Gorosito.

Por Cobertura Colaborativa #AbsoluciónParaDahyana

Luego del “Juicio Ético, Feminista y Popular a la Justicia Patriarcal” que se llevó a cabo por primera vez en el 32º Encuentro Nacional de Mujeres (Resistencia), las Feministas populares del Abya Yala realizaron una nueva edición en el 14° Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe (EFLAC) que se realizó a fines de noviembre en Montevideo.

La propuesta busca, a partir de las denuncias concretas de algunos casos, ejemplificar y analizar en términos más amplios las violaciones de los derechos humanos de mujeres, lesbianas, trans, travestis, y el lugar específico del sistema de justicia en su realización y legitimación. A través de casos testigos -causas emblemáticas de violaciones a la dignidad y/o a los derechos humanos y territoriales- y del análisis de especialistas, se intenta sistematizar la operatoria de la justicia patriarcal y los efectos negativos que se desprenden de ésta.

El proceso del Juicio Popular Feminista cuenta con un tribunal compuesto por Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo LF); Mirta Baravalle (Madre de Plaza de Mayo LF); María Laura Bretal (Las Azucenas); Liliana Daunes (periodista feminista), Marta Dillon (periodista feminista), Nina Brugo (abogada feminista), Graciela Zaldúa (profesora, psicóloga feminista), Celina Rodríguez (feminista del Abya Yala), Miriam Miranda (coordinadora de la Organización Fraternal Negra de Honduras), Marielle Palau (Base-Is, Paraguay), Nalu Faría (Marcha Mundial de Mujeres-Brasil), Daniella Hinojosa (La Araña Feminista de Venezuela, coordinadora del Frente de Feministas de ALBA Movimientos) y Franchesca Mata (Movimiento Centroamericano 2 de marzo).

Dahyana y miles más

En diálogo con este medio, la periodista Marta Dillon planteó que el Juicio a la Justicia patriarcal, a través la exposición y la escucha de más de quince situaciones en la que se vieron/ven afectadas la vida, la dignidad y los derechos de esas mujeres y cuerpos feminizados, muestra que la “justicia es construida por los hombres” y que las mujeres son culpabilizadas por las violencias que les afectan día a día.

Sistematizar el accionar de la justicia patriarcal y destacar los factores que se repiten contra diferentes mujeres del continente, permite contextualizar un poco más el caso de Dahyana Gorosito, la joven de 22 años que afronta la posibilidad de una cadena perpetua por la muerte de su hija Selene.

Con 20 años, Dahyana fue obligada por su pareja Luis Oroná a parir en un descampado de la localidad de Unquillo (Córdoba), en uno de los días más fríos del año 2016. Apenas nacida la beba, Oroná la arrancó de sus brazos y se la llevó, aduciendo que él no era el padre. Selene murió de hipotermia.

Dahyana fue víctima durante años de violencia de género por parte de Oroná. Y ahora es víctima de la justicia machista cordobesa que la castiga por no haber tenido un accionar heroico para salvar a su hija, sin tener en cuenta las condiciones en que tuvo que parir, ni el estado puerperal en el que se encontraba, ni la situación de extrema vulnerabilidad en la que vivía aún antes del embarazo.

Para Marta Dillon, la historia de Dahyana es una más en los centenares de casos judiciales que se repiten con una trama común: las mujeres son criminalizadas, cuando en realidad son las víctimas, ya que su voz no se visibiliza cuando están siendo victimizadas.

“Estos casos concentran muchas cosas, como por ejemplo los estereotipos en relación a la maternidad vigentes en la sociedad que, aunque combatidos por el avance de los movimientos sociales y feminismos, siguen planteando una obligatorieda sobre la forma de ser madre. Los magistrados y fiscales ubican a las mujeres en el lugar que el patriarcado les da, éstos no ven a las personas o a los hechos, no ven a la violencia patriarcal, sólo ven malas madres o malas mujeres, y las condenan por eso”, expresó la periodista.

El Juicio Popular Feminista ante la Justicia Patriarcal -el próximo se realizará en marzo, por el aniversario del asesinato de Berta Cáceres- sistematiza la información sobre esas causas, y pone en común casos lejanos en kilómetros, pero muy cercanos en cómo se ejerce el patriarcado sobre los cuerpos de las mujeres. Casos como el de Melina Romero, Micaela García o Johana Ramallo ponen en evidencia la penalización que recae sobre ellas por ser jóvenes y tener deseos de ser libres y vivir sus vidas.

Las víctimas se convierten en las sospechadas y comenzamos a transitar un camino mediático interminable sobre sus actividades, intereses y relaciones. “Se busca identificar a los efectores en particular, a quienes pudiendo ofrecer justicia, ofrecen todo lo contrario”, señaló Marta.

Por último, dejó un mensaje para Dahyana: “Que Dahyana sepa que no está sola, ella no es la primera con un caso similar y, aunque conocerlo no sea consuelo, ella debe saber que esto no es algo que hizo ella, esto es algo que hizo el patriarcado”.

Atravesadas por el duelo

El Encuentro Feminista de América Latina y el Caribe (EFLAC) estuvo marcado por el crimen de Valentina Walter Ferreira, la pequeña de 9 años que días antes del encuentro fue abusada y asesinada y que tiene de sospechoso a un joven de 22 años.

Para Marta, estar ahí en este momento fue algo muy duro, pero también muy poderoso. “Nuestra lucha siempre está atravesada por el duelo. Siempre que hay algún encuentro feminista importante aparece un cuerpo femenino asesinado”. Pero luego reflexiona y nos dice también que, teniendo en cuenta las estadísticas, esto no es tan sorprendente: “en Honduras asesinan a dos mujeres por día, y en Argentina, a una cada 30 horas. Es imposible sustraerse del dolor, hay que convertir el dolor en rabia y la rabia en lucha”.