Hoy se cumple un nuevo aniversario de la muerte del maestro que nos enseñó a educar, a sentir y a luchar.
Carlos tenía 41 años y dictaba clases de química en varias escuelas pero tenia la mayor carga horaria en el CPEM Nº 69 ubicado en los humildes barrios del oeste neuquino, y era delegado. En el marco de una huelga del sindicato docente ATEN, perteneciente a la CTERA, se decidió hacer un corte de la ruta 22 a la altura de Arroyito, cerca del pueblo de Senillosa, como medida de protesta. Ese día la policía provincial recibió la orden del gobernador Jorge Sobisch de impedir que los manifestantes cortaran la ruta, reprimiendo así con balas de goma, gases lacrimógenos, bombas de pintura y un carro hidrante en dos ocasiones. Tras una conversación entre dirigentes y policías se detuvo el accionar policial y los docentes se retiraron en grupo, a pie y en autos escoltados por camionetas policiales.
Fuentealba se encontraba en el asiento trasero de un auto que se retiraba del lugar, cuando un policía de nombre José Darío Poblete, integrante de GEOP, apuntó hacia la lúcida cabeza de Fuentealba a través del vidrio, que se encontraba a unos 2 metros de distancia, y disparó una granada de gas lacrimógeno. El cartucho atravesó el vidrio del vehículo e impactó en la nuca de Fuentealba, causándole un hundimiento de cráneo y encontrándolo con la muerte al día siguiente.
Del asesinato se deslindó la autoría material, que recayó en Poblete, que fue condenado a prisión perpetua en el 2008. Las responsabilidades en torno al operativo represivo, en cambio, se investigaron en la causa “Fuentealba II” y terminaron con el sobreseimiento de los 15 imputados sin alcanzar al entonces gobernador Jorge Sobisch.
Por eso hoy, después de 11 años, seguimos exigiendo juicio y castigo a todos los culpables. Solo la lucha traerá justicia.
Carlos Fuentealba ¡Presente! ¡Ahora y siempre!
Por: Villy Villian