lis tresLis Funes fue asesinada en abril de 2016 por Elías Lesta en La Calera. Casi dos años después, en los tribunales penales cordobeses, Lesta fue condenado a cadena perpetua por homicidio doblemente calificado por el vínculo y por violencia de género, además de homicidio simple en grado de tentativa contra Damián Lazo y violación de domicilio.

Música, abogada y con una sonrisa llena de vida, para su hermana Yael Funes, recién hoy Lis descansa en paz.

Por Zumba la Turba.

También la familia, expresó Yael, finalmente está en paz: “estoy bastante contenta del resultado que tuvo, de la actuación de la Cámara y del Jurado Popular. Fue una resolución de votación unánime y se le aplicó la perpetua que es a lo que aspirábamos. Como dije yo, cuando se me dio la palabra, vengo a buscar justicia (…) no vengo a pedir ni pena de muerte, ni pena capital, ni ejecución. Simplemente, la justicia, lo justo”.

Los juicios, comparte Yael, son instancias difíciles de transitar emocionalmente, porque al “ponerle el cuerpo a esta situación, atraviesan por uno montones de sentimientos y de dolor sobre todo ante la pérdida que es irreparable”. Y aunque en el femicidio de Lis encontró justicia, ella sabe que para muchas otras familias de víctimas de femicidios “es difícil llegar al momento del juicio con la rapidez y con la certera justicia que tenemos que tener por las mujeres que son violentadas por género y por el hecho del femicidio”.

En el caso de Lis, a pesar de las estrategia de la defensa de presentar los hechos como accidentales, fue crucial el antecedente de las cinco denuncias penales y tres restricciones domiciliarias que la joven había realizado. Denuncias y medidas que no fueron suficientes para preservar su vida.

Para Yael, Lis vivió una “sucesión de hechos desafortunados que pronosticaban este desenlace fatal porque la violencia iba en escala, in crescendo. Mi hermana vivía una situación de violencia constante y, como era víctima de violencia de género, no divisaba el peligro, porque la mujer que está siendo violentada, naturaliza la violencia. Mi hermana era abogada, conocía leyes, etc., pero no podía divisar el peligro de vida que estaba sucediendo con ella, no podía dimensionarlo”. Y tampoco el Estado, responsable de su protección y de dar respuestas a sus denuncias, intervino de modo de preservar su vida ante la violencia de Lesta.

Yael Funes integra hoy una mesa de familiares de víctimas de femicidio, lo que le ha permitido conocer otras realidades que atraviesan familiares de mujeres de otras provincias y otras situaciones sociales. Esto la lleva a afirmar que “tiene fortuna”, “porque yo sé quién la mató, sé cómo fueron los hechos, tengo sentencia a partir de hoy, es perpetua, está detenido el imputado. Pero hay muchas familias donde les resultó difícil, porque no conocen la justicia, no conocen los tiempos, y si mi hermana, que era abogada y conocía las leyes y la justicia no fue escuchada, hay una gran diferencia también con estas mujeres porque la vulnerabilidad, el estar pasando por un momento de violencia, el buscar la defensa, se hace un camino muy difícil. Otras familias y otros padres no han podido conseguir en la justicia lo que yo he conseguido”.

Como en muchas otras situaciones, el compartir el dolor con otrxs tienen un poder sanador y Yael lo explica: “entre nosotros mismos nos vamos ayudando, hablando de los procesos, de la situación de los resultados de algunos juicios, nos ayudan a llevar adelante nuestro propio duelo”.

Para Yael, además del consuelo que implica haber obtenido justicia, es muy importante que Lesta esté detenido con una condena a prisión perpetua. “En eso me quedo tranquila -afirma-, porque es una persona que no va a salir a la calle, a la sociedad, y va a seguir haciendo daño a otra mujer, porque mi hermana no fue la única mujer que tuvo violencia de género en contacto con este sujeto”.

La sentencia de la Cámara 7° del Crimen, en la que intervino un jurado popular, deja a la familia con la sensación de haber obtenido justicia. Pero también con la conciencia de que todavía las familias de víctimas de femicidio encuentran muchas dificultades en el ámbito del sistema judicial, donde los profundos sesgos del patriarcado y el machismo todavía invisibilizan las violentas consecuencias y números de la violencia de género.