Marielle Franco fue una socióloga, militante del PSOL  y concejala de Rìo de Janeiro que fue  brutalmente asesinada por las fuerzas militares brasileras el pasado 14 de marzo.  El 27 de julio, Marielle hubiera cumplido 39 años. En Porto Alegre (Brasil) se realizó una marcha para conmemorar su natalicio y toda una vida de lucha.

Los 39 de Marielle

En el marco de la Cumbre de Base, en el 2º Foro Latinoamericano de La Poderosa,  diversas organizaciones sociales, políticas y medios comunitarios se movilizaron para alzar su voz en contra  de la criminalización de la protesta, la persecución  y asesinato de lxs referentes políticos latinoamericanos.

Marielle se definía como “mujer feminista, negra e hija de la favela”. En este sentido su vida se enfocó en denunciar la militarización de los sectores populares de Río de Janeiro. Justamente fueron las personas que ella defendía las que se hicieron cuerpo en las calles Porto Alegre, sede de la cumbre y capital del Estado de Río Grande do Sul.

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Un abrazo a Mónica

 La compañera de Marielle marchó junto a distintos referentes sociales y políticos latinoamericanos, quienes tomaron la palabra durante el acto que se realizó en las calles de la ciudad brasilera.

La realidad del continente se vio retratada entonces desde los testimonios de las personas que se expresaron para apoyar a Mónica Tereza Benício. Así se comunicaron las situaciones de la lucha que se viven desde Ayotzinapa hasta Neuquén.

Fueron retratadas las situaciones  que se viven desde México, con la masacre de 43 estudiantes, pasando por Colombia con el  asesinato de referentes sociales, hasta Argentina con la desaparición forzada y asesinato de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

Al momento de tomar la palabra, Benício comenzó con un grito que se multiplicó: “¡Fora Temer!”. Desde el dolor y la rabia declaró que “hoy es un día especialmente difícil, un día en que debería haber sido celebrada la vida de mi compañera, que ha sido ejecutada por este Estado bárbaro que mata”.

El espíritu revolucionario

Mientras avanzaba en su discurso, el silencio imperaba en las calles de Porto Alegre y desde los edificios las personas se asomaban a escuchar a Mónica: “Estoy aquí con ustedes, hoy, en este momento, porque tenemos principalmente una cosa en común…el espíritu revolucionario (…) que no va a aceptar la barbarie en que América Latina está metida diariamente por la violación de los Derechos Democráticos”.

Lxs comunicadorxs que cubrían la marcha se agolpaban para registrar las palabras de la compañera de Marielle, que rebotaban desde el amplificador, junto a la luz de los flashes: “La gente está aquí para decir que la revolución no es una utopía, la revolución es una construcción diaria, que la gente hace cuando se levanta de la cama todos los días”.

Al continuar con su discurso, Mónica se apoyó en la memoria de su compañera: “estoy aquí hoy porque ese era el sentimiento de Marielle, una sociedad más justa e igualitaria.” Para concluir afirmando que “no vamos a aceptar que el Estado nos continúe matando.”

La noche caía sobre Porto Alegre y la humedad colmaba la ciudad. Quizás las lágrimas que comenzaron a brotar mojaron las calles. Mientras, la música flotaba en el aire y la melodía, con fuerza, deseaba: Parabéns pra você, Marielle.