(cobertura conjunta Mucho Palo Noticias – Zumba la Turba)
Maru camina. Empezó a caminar hace tiempo ya, por las causas que comparte con sus compañerxs de militancia.
Salió a caminar cuando hubo que buscar a su hermana Paola y a su sobrina Martina, y siguió caminando para exigir justicia al encontrar a Paola asesinada por el femicida Lizarralde. Maru camina, camina calles, avenidas, ciudades. Camina pasillos de tribunales, de comisarías, camina luchas.
A Maru la encontramos siempre en las movilizaciones, en ese caminar que hace camino. En ese camino que de pasivo nada tiene, y de lucha, todo. Un caminar combinado con el grito de justicia, la reflexión calma en la palma de su lengua y el abrazo compañero. Un caminar que pisa fuerte, ya sea en un encuentro nacional de mujeres, ya sea exigiendo #niunamenos o la aparición con vida de Yamila Cuello, ya sea cortando una calle frente a una comisaría. Un caminar entre otras, otros, muchxs.
Ayer Maru caminaba otra vez, junto a otra hermana, Soledad, entre muchxs. Dos hermanas que convirtieron los nombres de sus seres queridas en bandera de lucha.
Maru caminaba un día después de escuchar el escrito con el que los jueces de la Cámara quisieron justificar su decisión de no caracterizar como tal el femicidio de Paola. Cada cobarde argumento esgrimido, una razón más para seguir caminando. Y gritando. Y exigiendo justicia. En este camino, largo largo, que nos sigue encontrando.
Mientras camina, habla. Habla y su palabra, cargada de indignación, sigue siendo clara y contundente a la hora de desgranar la debilidad de los argumentos de los jueces y su firme decisión de apelar la condena.
Compartimos sus palabras para Zumba la Turba, con consignas y cantos de lucha como escenario, sobre los fundamentos del fallo en el que la Cámara 11ª del Crimen condenara a Gonzalo Lizarralde por el asesinato de Paola calificado por alevosía y por la tentativa de homicidio de su hija, con los agravantes de alevosía y el vínculo, descartando el agravante de femicidio por considerar que no existía entre ellxs una situación de subordinación y sometimiento, basada en una relación desigual de poder:
“Unos fundamentos bastante vergonzosos, tratando de justificar lo injustificable en cuanto a la no aplicación de la figura de femicidio, en donde el tribunal se da una línea de intentar cargar la responsabilidad contra el jurado popular,que no decide los agravantes técnicos, y no se hace cargo de no querer aplicarlos, de tomar deliberadamente la posición de no querer utilizar la figura del femicidio, a pesar de todos los elementos que tenía la causa de mi hermana, la violencia económica evidente, el maltrato psicológico, el desprecio constante hacia Martina sobre todo y sin embargo, para ellos no reunía los elementos correspondientes.
Creo que es evidente que vamos a apelar esta resolución, en estos días que tenemos, ahora con todos los elementos que nos han dado, que por suerte, al haber sido un extremo tan grande de negar inclusive estos tipos de violencia, como el económico, nos da la posibilidad de argumentar de todas las formas posibles que sí existió femicidio.
No por un capricho, sino para que se siente un precedente para las futuras causas, para que se reconozca el motivo por el cual mi hermana es asesinada e intenta asesinar a Martina, que son el machismo, la misoginia de Lizarralde únicamente, y para que se lo juzgue por lo que es, eso es lo importante. Porque la perpetua la conseguimos a través de otro agravante que es la alevosía, que también es evidente, pero no se trata solamente de la cantidad de años que él se vaya a quedar tras las rejas, sino que evidentemente, la justicia sea justa y considere la causa como corresponde, como toda la sociedad lo ha entendido, es que ha sido un claro caso de violencia de género.
Es lamentable que no hayan aprovechado esta oportunidad que tenían desde el poder judicial para plantear los otros tipos de violencia que existían, porque en una parte del fundamento hablan de que como no existió violencia previa física, no podían plantear que existía femicidio, que eso es un pensamiento erróneo, y está planteado en la ley entender de la manera más amplia posible la violencia de género, y en todos los tratados internacionales.
Así que estaremos haciendo la apelación que corresponde, es un fallo bastante indignante en ese sentido, pero creo que estamos en una mejor posición porque la culpabilidad de Lizarralde ya ha sido acreditada, entonces es simplemente hacer énfasis en este agravante técnico hacia el jurado que va a ser el del Tribunal Superior de Justicia que ahora va a determinar, cuando nos dé lugar a la apelación, que efectivamente fue un femicidio, que es un claro caso de violencia de género.”
Apenas conocidos los fundamentos, la Asociación Convoz por una vida sin violencia hacía público un pronunciamiento en el que destacaban que “para este tribunal los fundamentos que subyacen a la incorporación de este agravante, a saber, la desigualdad de poder de LAS MUJERES frente a los hombres en nuestra sociedad, que es estructural y no particular, y que las coloca como colectivo en un lugar subordinado frente a las relaciones y a la defensa de sus propios derechos, no fueron tenidos en cuenta a la hora de decidir. Decir que en este crimen la conducta del criminal no evidencia un fundamento misógino o sexista (razón que explica el femicidio) es aceptar descaradamente que Paola, que no bajó los brazos ante los obstáculos de la sociedad patriarcal en la que vivimos, exigiendo una paternidad responsable al padre de su hija, fue víctima no solo de un hombre violento como Gonzalo Lizarralde, sino de una justicia machista que castiga también a quien pretende resistirse ante sus desventajas históricas”.